Acciones recuerdan a trabajadoras muertas en Bangladesh
25-04-2014
En Bangladesh, Filipinas y en Turquía, la Marcha Mundial de las Mujeres participó en acciones de calle en recuerdo a las más de 1.100 trabajadoras muertas en Dhaka, Bangladesh, el 24 de abril de 2013 por el derrumbe del edificio Rana Plaza, que dejó otras 2.000 personas heridas. La construcción albergaba cinco fábricas responsables de producir vestuario para marcas mundialmente famosas, como Benetton, Carrefour y Wal-Mart. Un día antes del derrumbe del edificio, las trabajadoras ya habían alertado a las autoridades de grietas en la estructura, pero no se tomó ninguna medida de precaución.
La violación de normas de edificación, como la construcción de ocho plantas cuando había permiso para construir sólo seis, el uso de materiales de calidad inferior, la sobrecarga de peso con maquinaria de trabajo, de aire acondicionado, generadores, calderas, la acumulación de materias primas y productos terminados de las fábricas y la falta de fiscalización por parte del Estado son algunos de los factores que propiciaron el incidente.
Tras el incidente, se formó el Comité de Coordinación Rana Plaza, que reúne a los principales actores del sector de la confección de vestuario de Bangladesh, el Gobierno, los supervivientes, familiares de las víctimas y sus dependientes. Se firmó una serie de acuerdos para mejorar las condiciones de los ambientes de trabajo y se estableció un fondo al que deberían aportar dinero las marcas transnacionales compradoras de la producción de Bangladesh con el fin de compensar a las familias y pagar los tratamientos médicos de rehabilitación física de los supervivientes. Pero, hasta comienzos de marzo de 2014, ninguna compensación había sido pagada a las víctimas y sus familiares. Por este motivo, la iniciativa “Clean Clothes Campaign” (Campaña Ropas Limpias) emprendió acciones de presión hacia a esas marcas para obligarlas a pagar su dilatada deuda. La campaña incluye una petición en línea (para firmar, hagan clic en: http://www.labourstartcampaigns.net/show_campaign.cgi?c=2200
Para saber más, visiten el enlace: http://www.cleanclothes.org/ranaplaza/pay-up
Control del cuerpo y del trabajo de las mujeres en las maquilas
El caso de las fábricas de Bangladesh es simbólico de cómo las políticas del capitalismo neoliberal se alían al patriarcado generando ganancias para pocos y socavando los derechos conquistados tras años de lucha de las y los trabajadores. El país es el segundo del mundo en exportación de textiles para vestuario, sector que afecta en torno a 3 millones de personas, de las cuales, el 80% son mujeres, realidad que se repite en varios países.
La industria de las maquilas prefiere contratar a las mujeres porque ellas poseen características como la paciencia, la destreza, la precisión y disciplina que les permiten hacer tareas delicadas, durante periodos largos de tiempo. Al contrario de lo que se suele decir, estas habilidades no son naturales, pero sí resultan de la socialización de género que se impone a las mujeres. Pese a su mayor capacidad para ciertos tipos de trabajo industrial, las mujeres reciben menores ingresos que los hombres que desarrollan las mismas tareas. Así, industrias como la del vestuario, producción de frutas, vegetales y flores, componentes electrónicos, vasos y platos desechables, entre otras, someten a las mujeres, especialmente a las más jóvenes, sin experiencia y, preferentemente sin hijos, a jornadas laborales diarias de más de 12 horas de trabajo continuo, con sueldos mínimos, bajo la amenaza constante del acoso sexual, sin derechos de salud, seguridad social o guarderías.
El trabajo de las maquilas se combina con otras formas de organización productiva que fragmentan el trabajo y flexibilizan las relaciones laborales. Es el caso de la subcontratación de empresas que, a su vez, subcontratan a mujeres que realizan el trabajo de manera aislada en sus casas, reciben muy poca remuneración, pero lo hacen porque pueden conciliar esa tarea con las tareas domésticas y de cuidados.
Se suma a esto la represión de cualquier intento de organización sindical y la elaboración de listas con nombres de las obreras activistas no recomendables para contratación. Cuando las y los trabajadores de un determinado país fortalecen su organización y reivindicación de derechos, los inversores de la industria de maquilas amenazan con cerrar las plantas y trasladarse a otro país, donde pueden proseguir con la intensa explotación y obtener más beneficios. Esta situación también amenaza al sector de vestuario en Bangladesh actualmente.
Rumbo a la 4ª Acción Internacional
En nuestro 9º Encuentro Internacional, en São Paulo, Brasil, acordamos organizar una vez más las 24 horas de solidaridad feminista el 24 de abril de 2015, cuando se cumplirán dos años del accidente en Bangladesh. La jornada constituirá el momento común de la 4ª Acción Internacional y permitirá denunciar y señalar a los actores que promueven opresiones contra las mujeres, en especial las corporaciones transnacionales, que controlan nuestro cuerpo de diferentes maneras y que criminalizan nuestras resistencias. Los detalles de cómo organizaremos la 4ª Acción Internacional se definirán en la reunión del Comité Internacional, que se llevará a cabo entre el 23 y el 26 de mayo próximos, en Maputo, Mozambique.
La violación de normas de edificación, como la construcción de ocho plantas cuando había permiso para construir sólo seis, el uso de materiales de calidad inferior, la sobrecarga de peso con maquinaria de trabajo, de aire acondicionado, generadores, calderas, la acumulación de materias primas y productos terminados de las fábricas y la falta de fiscalización por parte del Estado son algunos de los factores que propiciaron el incidente.
Tras el incidente, se formó el Comité de Coordinación Rana Plaza, que reúne a los principales actores del sector de la confección de vestuario de Bangladesh, el Gobierno, los supervivientes, familiares de las víctimas y sus dependientes. Se firmó una serie de acuerdos para mejorar las condiciones de los ambientes de trabajo y se estableció un fondo al que deberían aportar dinero las marcas transnacionales compradoras de la producción de Bangladesh con el fin de compensar a las familias y pagar los tratamientos médicos de rehabilitación física de los supervivientes. Pero, hasta comienzos de marzo de 2014, ninguna compensación había sido pagada a las víctimas y sus familiares. Por este motivo, la iniciativa “Clean Clothes Campaign” (Campaña Ropas Limpias) emprendió acciones de presión hacia a esas marcas para obligarlas a pagar su dilatada deuda. La campaña incluye una petición en línea (para firmar, hagan clic en: http://www.labourstartcampaigns.net/show_campaign.cgi?c=2200
Para saber más, visiten el enlace: http://www.cleanclothes.org/ranaplaza/pay-up
Control del cuerpo y del trabajo de las mujeres en las maquilas
El caso de las fábricas de Bangladesh es simbólico de cómo las políticas del capitalismo neoliberal se alían al patriarcado generando ganancias para pocos y socavando los derechos conquistados tras años de lucha de las y los trabajadores. El país es el segundo del mundo en exportación de textiles para vestuario, sector que afecta en torno a 3 millones de personas, de las cuales, el 80% son mujeres, realidad que se repite en varios países.
La industria de las maquilas prefiere contratar a las mujeres porque ellas poseen características como la paciencia, la destreza, la precisión y disciplina que les permiten hacer tareas delicadas, durante periodos largos de tiempo. Al contrario de lo que se suele decir, estas habilidades no son naturales, pero sí resultan de la socialización de género que se impone a las mujeres. Pese a su mayor capacidad para ciertos tipos de trabajo industrial, las mujeres reciben menores ingresos que los hombres que desarrollan las mismas tareas. Así, industrias como la del vestuario, producción de frutas, vegetales y flores, componentes electrónicos, vasos y platos desechables, entre otras, someten a las mujeres, especialmente a las más jóvenes, sin experiencia y, preferentemente sin hijos, a jornadas laborales diarias de más de 12 horas de trabajo continuo, con sueldos mínimos, bajo la amenaza constante del acoso sexual, sin derechos de salud, seguridad social o guarderías.
El trabajo de las maquilas se combina con otras formas de organización productiva que fragmentan el trabajo y flexibilizan las relaciones laborales. Es el caso de la subcontratación de empresas que, a su vez, subcontratan a mujeres que realizan el trabajo de manera aislada en sus casas, reciben muy poca remuneración, pero lo hacen porque pueden conciliar esa tarea con las tareas domésticas y de cuidados.
Se suma a esto la represión de cualquier intento de organización sindical y la elaboración de listas con nombres de las obreras activistas no recomendables para contratación. Cuando las y los trabajadores de un determinado país fortalecen su organización y reivindicación de derechos, los inversores de la industria de maquilas amenazan con cerrar las plantas y trasladarse a otro país, donde pueden proseguir con la intensa explotación y obtener más beneficios. Esta situación también amenaza al sector de vestuario en Bangladesh actualmente.
Rumbo a la 4ª Acción Internacional
En nuestro 9º Encuentro Internacional, en São Paulo, Brasil, acordamos organizar una vez más las 24 horas de solidaridad feminista el 24 de abril de 2015, cuando se cumplirán dos años del accidente en Bangladesh. La jornada constituirá el momento común de la 4ª Acción Internacional y permitirá denunciar y señalar a los actores que promueven opresiones contra las mujeres, en especial las corporaciones transnacionales, que controlan nuestro cuerpo de diferentes maneras y que criminalizan nuestras resistencias. Los detalles de cómo organizaremos la 4ª Acción Internacional se definirán en la reunión del Comité Internacional, que se llevará a cabo entre el 23 y el 26 de mayo próximos, en Maputo, Mozambique.