La escalada de la misoginia en Turquía
05-07-2011
Con el fin de proteger el suelo y los recursos hídricos de Hopa, en la provincia de Artvin (Turquía), la población local se ha enfrentado a las centrales hidroeléctricas y se ha manifestado en contra de los proyectos hidroeléctricos del Gobierno turco durante mucho tiempo. El pasado 31 de mayo, la población de Hopa quiso hacer públicas sus demandas y su rechazo ante las centrales hidroeléctricas en el mitin político del primer ministro, Recep Tayyip Erdoğan. Durante la manifestación, la policía utilizó gas de pimienta y provocó la muerte del profesor jubilado Metin Lokumcu.
Después de la muerte de Lokumcu, muchas movilizaciones se llevaron a cabo en Ankara y Estambul y, más tarde, en todo el país. En estas manifestaciones, la policía abusó del gas de pimenta y muchas personas fueron detenidas, incluso en Ankara. Tras estas protestas, unos policías de paisano tendieron una emboscada a Dilşat Aktaş, mujer integrante del Comité Ejecutivo Central de las Casas Populares. Como resultado, rotura de fémur, una baja laboral de seis meses y un tratamiento que durará más de seis meses, según informe de los médicos. Por si fuera poco, ante las preguntas de los periodistas sobre el ataque policial a Aktaş, el Primer Ministro declaró que "la he visto por televisión en las manifestaciones y no sé si es una mujer o una niña...", haciendo así una gran “contribución” a la discriminación de las mujeres y a la misoginia, así como atacándonos a todas nosotras junto con Aktaş.
El Gobierno turco legitima el maltrato, la violencia y la tortura, además de la mercantilización del cuerpo de la mujer.
(...)
Haga clic para leer la versión completa de la carta enviada por las mujeres de las Casas Populares, un grupo que es parte de la Marcha Mundial de las Mujeres en Turquía, donde informan a la comunidad internacional acerca de las prácticas recientes opresivas y misóginas del gobierno de Turquía.
Después de la muerte de Lokumcu, muchas movilizaciones se llevaron a cabo en Ankara y Estambul y, más tarde, en todo el país. En estas manifestaciones, la policía abusó del gas de pimenta y muchas personas fueron detenidas, incluso en Ankara. Tras estas protestas, unos policías de paisano tendieron una emboscada a Dilşat Aktaş, mujer integrante del Comité Ejecutivo Central de las Casas Populares. Como resultado, rotura de fémur, una baja laboral de seis meses y un tratamiento que durará más de seis meses, según informe de los médicos. Por si fuera poco, ante las preguntas de los periodistas sobre el ataque policial a Aktaş, el Primer Ministro declaró que "la he visto por televisión en las manifestaciones y no sé si es una mujer o una niña...", haciendo así una gran “contribución” a la discriminación de las mujeres y a la misoginia, así como atacándonos a todas nosotras junto con Aktaş.
El Gobierno turco legitima el maltrato, la violencia y la tortura, además de la mercantilización del cuerpo de la mujer.
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