Las mujeres de Nueva-Caledonia ubicaron su marcha bajo el signo de "la palabra de las mujeres del país contra la pobreza y la violencia hacia las mujeres". A la vez simbólica y concreta, la palabra femenina circuló durante mes y medio. En cada comuna, las mujeres entregaron a las autoridades un trozo de manu (tela amarilla de significado simbólico) para representar su voluntad de luchar.
En Ghana, fue con cantos y teatro que las mujeres lanzaron la marcha, el 8 de marzo de 2000, mientras que en varias ciudades de Australia la marcha se terminó con una semana entera de espectáculos. El 17 de octubre, en Saint-Denis, capital de la Reunión, las mujeres tomaron la palabra con canciones, música, poesía y teatro.
Ese mismo día, en Montevideo, capital uruguaya, las mujeres celebran al son de la música y dan lectura a las estadísticas relativas a la violencia hacia las mujeres en su país.
En Kenya, uno de los grupos de la Marcha presentó una obra de teatro para denunciar la brutalidad de los hombres dentro de la pareja. Se utilizó también la fuerza del teatro en Filipinas y Nepal para evocar el tráfico sexual de las mujeres y las jóvenes y, en los Países Bajos, para hablar de la pobreza femenina.
Las mujeres dejaron sus palabras escritas de múltiples maneras: sobre los cartones que sirven, en Haití, para cubrir los techos de los tugurios; sobre los saris que llevan las mujeres o los dotis, paños que llevan los hombres en la India. En Bruselas, para el 14 de octubre de 2000, las europeas tejieron una bufanda de 5,5 km, hilando la solidaridad con lanas multicolores.
En algunos casos el silencio resonó más fuerte que un clamor. El 8 de marzo de 2000, las mujeres de Congo-Kinshasa se encerraron en sus casas para llorar a sus muertos.