Al día siguiente, el 18 de octubre, las representantes de unos cien países hicieron, en caliente, un primer balance de la Marcha.
Varios meses después, una representante mexicana se congratulaba de "la unidad de posicionamiento alcanzada por la delegación política de la Marcha", lo que "permitió augurar la continuidad de una fuerza internacional que logre incidir en el cambio de las políticas económicas globales".
Sin embargo el nivel de escucha y los efectos de estas acciones defraudaron nuestras esperanzas. Los políticos y los grandes periódicos del mundo no siempre se han mostrado muy receptivos a los problemas de las mujeres.
Por ello, la acción, o más bien las acciones, continúan. En octubre de 2001, varios grupos organizaron manifestaciones contra la guerra, la intolerancia y el recurso a la respuesta militar.