Información sobre el conflicto en Mali - Enero 2013
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Con un alarmante avance de las fuerzas de la coalición, la guerra empieza el 09 de enero de 2013, cuando los islamistas muestran su ambición de someter todo el Malí a su yugo. Su plan A era celebrar el Maouloud (el cumpleaños del Profeta Muhammad estimado para jueves, 24 de enero) en Bamako, la capital; el plan B, ocupar el Aeropuerto Internacional de Sévaré / Mopti (70 km Konna).
En la semana del 8 de enero de 2013 los movimientos yihadistas que controlan el norte de Mali - Al-Quaeda del Maghreb Islámico (AQMI), Movimiento por la Unidad y el Djihad en el Oeste de África (MUJAO), Ansar Edine (dirigido por un tuareg maliense) y Boko Haram, retomaron la ofensiva hacia el centro del país. De manera coordinada, ocuparon la ciudad de Konna, un punto estratégico que representa la línea de frente entre el Norte y el Sur del país. Konna está a 70 km de Sevaré, donde el ejército maliense se concentra con sus equipos, municiones y provisiones.
El 14 de enero, mientras las confrontaciones con el ejército maliense, con el apoyo aéreo de Francia, se desarrollaban alrededor de Konna, los yihadistas ocupan la ciudad de Diabali, al Oeste de Malí en dirección a la frontera con Mauritania.
Para recordar: en una ofensiva militar iniciada en marzo de 2012, estas organizaciones yihadistas lograron controlar buena parte del territorio maliense con importantes ciudades como Gao, Tombuctú y Kidal. Impusieron la charia obligando a las mujeres a llevar velo, prohibieron fumar, jugar futbol o bailar. Lapidar parejas no casadas, legalizar la violación con el secuestro de jóvenes y la imposición de matrimonios forzados, la amputación de los pies y de las manos de los presuntos ladrones son otras expresiones de la charia impuesta a las poblaciones locales. Históricamente estos grupos han estado vinculados con el tráfico de drogas y el secuestro de malienses y personas extranjeras, entre los cuales figuran activistas solidarios con el pueblo saharaui o diplomáticos argelinos. Con la caída de Kadhafi en Libia hubo gran profusión de armas pesadas en la región que estos grupos supieron ampliamente aprovechar.
Un grupo de oficiales del ejército maliense pretextó la debilidad y el consentimiento por parte del presidente Amadou Touré para darle un golpe de estado el 22 de marzo de 2012. Después de esto, la situación se complicó aún más. Mali pasó por un debilitamiento de sus instituciones políticas y tentativas de gobiernos de transición que fueron incapaces de manejar la situación. Un nuevo gobierno de unidad nacional se estableció el 15 de diciembre de 2012 con el mandato de liberar el norte del país y organizar elecciones, asegurando al mismo tiempo el acceso de las poblaciones a los servicios sociales básicos.
Durante todo este periodo, el gobierno maliense con apoyo de gran parte de la sociedad civil solicitó apoyo internacional para regular la situación. La CEDEAO (Comunidad Económica de los Estados del Oeste) y la Unión Africana presionaron para que hubiera un diálogo inter maliense, solicitando un Comité Nacional para el Diálogo entre Bamako y los grupos armados no terroristas y el MNLA (Movimiento nacional de liberación de Azawad) ignorado por los islamistas en el norte de Mali. El presidente burkinés Blaise Compaoré, designado como mediador por la CEDEAO, se reunió en noviembre con Ansar Eddine y el MNLA, y con el gobierno maliense. Una declaración solemne fue presentada a comienzos de diciembre y un calendario de consultas y conversaciones para la paz estaban en preparación.
La solución política era preferible al envío de tropas, eventualmente prevista para septiembre de 2013, pero los últimos acontecimientos empujaron a la CEDEAO a anunciar un envío inmediato. Por ahora, se esperan 3.500 soldados enviados por seis países, algunos de los cuales ya están en el terreno.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas adoptó la Resolución 2085 el 20 de diciembre de 2012, a partir de un proyecto presentado por Francia el cual « autoriza el despliegue de una fuerza africana en Mali con el fin de que el país recobre su integridad territorial con la reconquista del norte en manos de narco-terroristas y presa de los fundamentalistas.» Esta fuerza africana (MISMA) tendría carácter asistencialista de las fuerzas malienses durante la restauración de la seguridad del Estado, y una duración inicialmente prevista de un año.
Luego de la ofensiva de los grupos yihadistas en Konna, Francia intervino militarmente a solicitud del gobierno maliense. Oficialmente, las operaciones comenzaron el 11 de enero con el bombardeo de los campamentos militares y administrativos de Mujao en Gao, así como el de los objetivos militares en otras ciudades, puestos de aprovisionamiento de combustible y de armas. Después de estos bombardeos, los yihadistas se han dispersado y no han logrado más imponer la charia en ciudades como Gao o Tombuctú, donde la población se siente más libre y revive, las mujeres sin velo, los jóvenes fumando en público. Pero los yihadistas se encuentran aún en Diabali vestidos de civil, y se han mezclado con la población.
El MNLA (Movimiento Nacional de Liberación de Azawad) comenzó la ofensiva militar reclamando la independencia del norte del país. Esta ofensiva fue coordinada con las organizaciones yihadistas pero posteriormente dejada de lado por sus antiguos aliados. Ahora este grupo se ofrece para apoyar a Francia en las operaciones terrestres y pide que las negociaciones con el gobierno maliense sobre la petición de autodeterminación concluyan antes de que el ejército se vaya al norte.
La sociedad maliense, por su parte, apoya la intervención francesa y la ve como única salida posible para impedir el avance de los yihadistas hacia Bamako y que la charia se imponga en todo el país. Las y los malienses reclaman un Mali laico, único e indivisible. No hay que olvidar la tensión alrededor del código de familia y la presión de algunos grupos islamistas contra los derechos de las mujeres. También en Francia los movimientos y asociaciones malienses apoyan esta intervención como un mal necesario. Hay que estar alerta con los intereses geoestratégicos de Francia en la región, con los intereses de las multinacionales sobre los yacimientos de gas, oro y petróleo en el desierto, que aún están por explotar.
Las consecuencias del conflicto son duras. Según estimaciones del Alto Comisionado para los Refugiados (HCR) de Naciones Unidas el pasado 15 de enero, unas 150.000 personas se han refugiado en los países vecinos, pero la oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU (OCHA) calcula que el número de desplazados es de alrededor de 230.000.
Las mujeres de Mali desean que la intervención extranjera sea corta y precisa, que antes de tres meses las ciudades sean liberadas de la charia, de las imposiciones y violencias de los yihadistas. Sin embargo son conscientes de que el seguimiento conlleva desafíos como reconstruir las instituciones democráticas, evitar las tensiones interétnicas y retomar los diálogos para resolver el conflicto.
Teniendo en cuenta todos los elementos yihadistas de infiltración en la capital y en otras partes del país, las autoridades malienses han declarado el estado de emergencia, que es una medida de seguridad con vistas a evitar una tragedia.
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