Las dos grandes reivindicaciones mundiales de la Marcha se articulan alrededor de 17 demandas concretas y precisas con las que se pretende erradicar las condiciones antedichas.
Éstas abarcan desde el establecimiento por parte de los Estados de "una ley de bases (o agenda nacional) y de estrategias con miras a la eliminación de la pobreza" que garantice el acceso a los recursos básicos (agua, comida, vivienda, salud), a la educación, a la igualdad en materia de empleo y a la paridad salarial, al reparto equitativo de las tareas domésticas, hasta la aplicación del impuesto Tobin (tasa de 1% sobre las transacciones financieras) cuyos ingresos se destinarían a medidas que favorezcan a las mujeres y la anulación de la deuda externa de los países pobres.
Respecto de la violencia, se exige la ratificación de protocolos internacionales con miras a eliminar todas las formas de discriminación hacia las mujeres, la aprobación de leyes que condenen las violencias hacia las mujeres y el rechazo de toda justificación de tales violencias por razones de costumbre, religiones, prácticas, etc.
Las participantes de la Marcha lograron llegar a un consenso sobre la mayoría de las reivindicaciones, salvo sobre la relativa a la violencia ejercida contra las lesbianas, frente a la cual se enfrentaron con obstáculos de índole cultural.
Las Coordinaciones Nacionales difundieron las reivindicaciones mundiales en sus países, y las utilizaron también para hacer avanzar sus propias demandas. En unos cincuenta países se redactó una plataforma de reivindicaciones nacionales en la cual se reflejaron las preocupaciones especificas y prioritarias de cada uno de ellos.
Este proceso, que duró varios meses, se llevó a cabo mediante consultas con los grupos de las bases, debates y una puesta en común de las conclusiones alcanzadas, y permitió a los grupos que antes trabajan de manera aislada, tejer lazos solidarios entre ellos, a escala regional. De esta manera se redactaron plataformas comunes en la región del Medio oriente, en Europa, en la región de los Grandes Lagos africanos, y entre las mujeres indígenas.
A pesar de las dificultades de comunicación (terrestre, telefónica, postal…), a pesar de la falta de recursos financieros, las mujeres consideran haber logrado llegar a la población de sus países.