"Yo espero que seamos capaces de trasmitir el mismo entusiasmo una vez de regreso a nuestros hogares, con el fin de unir a las mujeres en nuestros propios países y difundir los mensajes más allá de las fronteras de Canadá por todo el mundo, con el fin de despertar la conciencia sobre la condición de las mujeres, la violencia, la pobreza y el sufrimiento que ellas deben soportar y, de esta manera, poder establecer cierta comprensión mutua, hombres y mujeres del mundo entero, en cuanto a la situación de las mujeres y la época en que vivimos."
En esta reflexión de una participante al primer encuentro internacional de la Marcha Mundial de las Mujeres, en octubre de 1998, se puede percibir cómo se presentaba entonces el desafío de la Marcha..
Un desafío que se logró vencer mediante esencialmente campañas explicativas de las dos principales demandas de la Marcha: eliminar la pobreza en el mundo y la violencia hacia las mujeres.
Si estos temas suscitaron tan fuerte adhesión, es porque son universales. Mientras que 80 % de los alimentos consumidos en las regiones más pobres del mundo son producidos por mujeres, éstas poseen sólo 1% de las tierras del planeta.
En comparación con los hombres, las mujeres ocupan puestos peor remunerados y más a la merced de las crisis económicas; están menos instruidas ya que de los los mil millones de analfabetas que hay en el mundo, los dos tercios son de sexo femenino.
En el mundo entero, se explota a las trabajadoras domésticas, las tareas domésticas nunca se consideran ni en las estadísticas, ni en la evaluación de la riqueza de un país y las mujeres están subrepresentadas en las instituciones políticas.
Similar tragedia se refleja en las cifras relativas a la violencia hacia las mujeres: cada año, 2 millones de mujeres sufren violaciones, agresiones sexuales, escisiones y mutilación genital, violencias intrafamiliares, crímenes "de honor", etc. El tráfico de mujeres, niñas y niños cobra alarmantes proporciones en Asia y en Europa del Este: cerca de 70 millones en diez años.
Vienen a sumarse además violencias específicas como el "feticidio" (aborto provocado cuando el feto es de sexo femenino), violencias que sufre la prometida cuando su familia no paga la dote acordada con el futuro esposo, etc.