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Maneras de decirlo
La Marcha Mundial de las Mujeres constituyó un formidable movimiento de educación popular. Los talleres de información sobre las reivindicaciones permitieron a numerosas mujeres tomar conciencia de su condición y de ubicarla en el contexto global de la mundialización de la economía. Pero también le dieron la posibilidad de expresarse.
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Testimonios, relatos, aspiraciones, artículos en los periódicos, canciones, obras de teatro, pinturas … la palabra de las mujeres cobra de repente importancia.
"Marcho porque la violencia doméstica me ha robado una parte de mi vida, y la violencia institucional me ha separado de mi hija, sin protegerla, pero lo que si no han logrado quitarme son las ganas de luchar para erradicarla", señala una mujer de Cataluña (España).
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Antes de que empiece la manifestación, el 17 de octubre de 2000 en Nueva York. (Foto Joane Mc Dermott)
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"Nosotras venimos aquí porque pensamos que quizá alguien nos escuchará lo que decimos y sentirá nuestro sufrimiento. Estamos tratando de salvar a nuestro pueblo y esta Marcha nos da confianza en que podemos ayudarnos las unas a las otras, que la solidaridad existe", explica una mujer iraquí, refugiada en Estados Unidos y miembro de la Asociación de Mujeres Iraquíes, durante la marcha del 17 de octubre de 2000.
"Ya es hora de mostrar la fuerza, la unidad, la solidaridad y el espíritu combativo de las mujeres", indica una brasileña. Y como si quisiera confirmarlo, de Perm, Rusia, la respuesta llega, tal un eco poético:
"No consagraré mis fuerzas ni a la melancolía ni al pesar
la tristeza no invadirá mi corazón ¿Quieren que las lágrimas vengan a nublar mis ojos? ¡Ni lo sueñen!".
Se alzaron voces humildes, voces tímidas, voces fuertes y claras, voces demasiado tiempo reprimidas, voces que ya nada podrá callar.
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