Tanto en Europa del oeste como del este, la Marcha Mundial de las Mujeres reanimó las luchas feministas de largo tiempo y suscitó nuevas. Los logros obtenidos por las mujeres durante las tres últimas décadas peligran cada vez más. Hoy, más que nunca se necesita vigilancia y se han de relanzar las luchas.
Las griegas saludan en la Marcha "una corriente desbordante de energía y un espíritu de combate que se desencadena sobre el planeta".
"La Marcha nos permitió capacitarnos, aprender a actuar. Nos mostró la fuerza de la acción colectiva y de la solidaridad creciente" dicen las mujeres rusas de Perm, que entregaron a su gobierno un informe sobre la violencia a la que son expuestas las mujeres en su región. Las rusas achacan la débil participación en su país a la poca costumbre de manifestar y a la división en el seno del movimiento de las mujeres. En Rumania también se cita la dificultad de unir a las mujeres.
En el año 2000 las europeas organizaron marchas locales y nacionales en varios países (España, Francia, Italia, Portugal, Suiza...). El 14 de octubre de 2000 la participación fue excepcional: 35.000 mujeres llegaron a Bruselas para la marcha europea. Algunas pasaron la frontera a pie.
En el año 2001 se prosiguieron los encuentros comunes, con preocupación particular por el aumento de la violencia en los territorios palestinos. Las europeas exigieron una vez más el derecho al aborto y a la contracepción, abogaron por los derechos de las mujeres inmigrantes, se opusieron a la trata de mujeres y defendieron de los derechos sociales.