¡Una Marcha para cambiar el mundo!
Este documento
fue entregado a las delegadas durante el Encuentro Internacional
Preparatorio del 16 al 18 de Octubre de 1998. En esa ocasión, se
hicieron modificaciones al documento. Usted puede consultar la versión
presionando aquí:
Cuaderno de reivindicaciones mundiales
MARCHAREMOS CONTRA LA POBREZA Y POR LA DISTRIBUCIÓN EQUITATIVA DE LA RIQUEZA CONTRA LA VIOLENCIA HACIA LAS MUJERES Y POR EL RESPETO DE SU INTEGRIDAD FÍSICA Y MENTAL
¡Una Marcha para cambiar el mundo!
4 de junio de 1995. 15,000 personas aclaman en Quebec a las 800 mujeres que marcharon en contra de la pobreza durante diez días por las carreteras de la provincia. Apenas terminada esta marcha, la pregunta está hecha: ¿cuando será la próxima?
La idea vendrá de varias militantes quebequenses: organizar una Marcha mundial de las mujeres en el año 2000. En Beijing, en el Foro mundial de las mujeres, discuten de la idea en un taller francófono. La respuesta es entusiasta.
17 de octubre de 1998. 200 mujeres provenientes de 60 países discuten sobre reivindicaciones a llevar a escala internacional, así como de acciones a emprender colectivamente del presente al 17 de octubre del 2000. Con el siguiente texto se busca reflejar sus valores, un grito de alarma en cuanto a la situación del mundo para actuar y cambiarlo.
Las palabras que leerán han sido ampliamente inspiradas de las realidades vividas por las mujeres de todos los continentes. El análisis que empapa cada una de las páginas del texto es compartido por millares de mujeres, le da todo su sentido a la acción que llevamos a cabo. Pero este análisis no pretende ser final y sin llamado. Podrá ser enriquecido a lo largo del fin de semana que viviremos y en las semanas que le seguirán.
No amendaremos nuestro documento en los talleres ni en las plenarias. Una tarea más importante nos espera: entendernos en nuestras reivindicaciones comunes y en las acciones internacionales. Sin embargo, invitamos a las delegadas a entregarnos sus comentarios por escrito con el fin de poder tomarlos en cuenta en la versión final del texto. Podrían también hacernos llegar sus comentarios durante el mes de noviembre. Nos comprometemos a elaborar un texto más definitivo en enero y a hacerlo llegar a todos los grupos participantes en el proyecto.
Esperaremos que encuentre en este documento las 2000 buenas razones para marchar. Las invitamos a difundir su lectura a su alrededor y a compartir el análisis que contiene con las mujeres de sus organizaciones, de tal manera, cumplirá correctamente con su papel de educación y de apoyo para la acción.
Buena lectura y buena marcha!
Comité de coordinación de la Marcha mundial de las mujeres
Montreal, 16 de octubre de 1998
¿En qué mundo vivimos?
Vivimos en un mundo en donde triunfan las desigualdades. En el umbral del año 2000, existen aún desequilíbrios profundos, injustificables e intolerables entre los hombres y las mujeres, entre los países del Norte y del Sur, entre los del Este y del Oeste, y dentro de la población de un mismo país, entre los ricos y los pobres, entre los jóvenes y los ancianos, entre las ciudades y el campo, entre los seres humanos y la naturaleza.
Vivimos en un mundo que presencia desarrollos técnicos y científicos espectaculares, un mejoramiento sustancial de la productividad industrial y agrícola, una explosión de los medios de comunicación. Sin embargo, hay miles de milliones de personas sin empleo y sin acceso a un mínimo vital al nivel de la comida, del agua potable, de la vivienda, de los servicios de salud, de la educación, de la cultura, de la información, de las fuentes de energía, de los medios de transporte.¡Qué paradoja : hoy en día, en cualquier lado, es posible volverse cada vez más pobre en sociedades cada vez más ricas! Y son las mujeres quienes, mayoritariamente, sufren de ese mal desarrollo.
Vivimos en un mundo cuyo sistema económico dominante tiene un nombre -el capitalismo neoliberal- así como un rostro, inhumano; un sistema regido por la competitividad total y centrado en la privatización, la liberalización, la desregularización; un sistema sometido a la única ley de "todo para los mercados", en donde la plena satisfacción de los derechos humanos fundamentales está subordinada a la libertad económica y que además provoca exclusiones intolerables para las personas así como peligrosas para la paz del mundo y para el porvenir del planeta.
Vivimos en un mundo aún ampliamente dominado por el patriarcado acentuado por las desigualdades y la inseguridad económica en donde las violencias en contra de las mujeres siguen siendo una realidad universal : violencia conyugal, agresiones sexuales, mutilaciones sexuales, violaciones sistemáticas en tiempo de guerra, he aquí el destino de millones de mujeres.
Vivimos en un mundo en crisis de identidad, de valores, de proyectos, de solidaridad social; en un mundo en crisis de cultura que provoca una pérdida de puntos de referencia, un repliegue en las sectas, de fundamentalismos religiosos, de integrismos, en el racismo, el sexismo, la intolerancia, en la homofobia. Esta crisis bloquea el diálogo entre las culturas cuyo pluralismo constituye una de las grandes riquezas de la humanidad.
Vivimos en un mundo convulsionado por 75 conflictos armados llamados de "baja intensidad" que diezman a las poblaciones civiles y reducen los presupuestos de los Estados involucrados en beneficio de la industria del armamento. Son las mujeres quienes, muy mayoritariamente, sufren de esta violencia.
Vivimos en un mundo en donde el agotamiento de los recursos naturales y la destrucción del medio ambiente provocan la agonía del planeta y ponen en peligro a las generaciones futuras en beneficio de la industria y de la contaminación. Y son las mujeres quienes, muy mayoritariamente, sufren las consecuencias de ese falso crecimiento.
Vivimos en un mundo en donde los Estados a menudo se niegan a asumir sus responsabilidades y obligaciones frente a las ciudadanas y ciudadanos y abdican frente a la dictadura de los mercados organizados en un poder supranacional no elegido conformado por las grandes instituciones internacionales establecidas después de la segunda guerra mundial : Fondo Monetario Internacional (FMI), Banco Mundial (BM), Organización Mundial del Comercio (OMC), Organización de Cooperación y de Desarrollo Económico (OCDE) y de diferentes acuerdos comerciales regionales. Este poder supranacional impone sus reglas de combate a los déficits de los Estados bajo formas de Programas de ajustes estructurales para el Sur, de recortes en los programas sociales en el Norte o del proyecto del Acuerdo Multilateral sobre la Inversión (AMI).
Vivimos en un mundo en donde la democracia es amenazada mientras el destino del planeta descansa en las manos de nuevos "señores de la guerra" que actuan sin ley ni sanción social, sin tener que rendirle cuentas a nadie, fuera del control democrático, sin imputabilidad ciudadana.
Vivimos también en un mundo de innumerables iniciativas que se desprenden del movimiento autónomo de las mujeres y que son tanto resistencias a las desigualdades como a las opresiones y a las exclusiones. Pensemos solamente en los múltiples grupos de defensa de los derechos, a las cooperativas, a las cocinas colectivas, a los centros de mujeres, a los organismos dedicados a la protección del medio ambiente, etc… Pensemos también en las luchas para el acceso a la vivienda y a la propriedad de la tierra, para la sindicalización, la democratización de los Estados, el mejoramiento de los servicios sociales y de la salud, la educación de los niños y niñas... Las mujeres son siempre participantes comprometidas y tenaces en estas luchas, a menudo ellas mismas son sus iniciadoras y líderes. ¿En qué mundo queremos vivir?
A escala planetaria, la Marcha de las mujeres en el año 2000 quiere romper definitivamente con el capitalismo neoliberal. No se trata simplemente de adaptar las reglas del juego dejando intacto a ese mismo sistema. Se trata verdaderamente de volver a pensar esas reglas, de crear nuevas a partir de las experiencias y de las alternativas propuestas por las mujeres y los movimientos sociales a nivel local, nacional e internacional.
A escala planetaria, la Marcha de las mujeres en el año 2000 quiere romper definitivamente con el patriarcado y con todas las formas de violencia perpetuadas en contra de las mujeres.
Queremos entrar al próximo milenio con la certeza de que podemos cambiar al mundo, pacificarlo, humanizarlo. Marcharemos entonces de manera pacífica para volver a situar al ser humano en el centro de nuestras preocupaciones, para mundializar nuestras solidaridades.
Marcharemos para que el próximo milenio inscriba para siempre los derechos fundamentales de las mujeres como inseparables de los derechos humanos universales, para que el conjunto de los derechos de la persona sea interdependiente, para que la igualdad, la justicia, la paz y la solidaridad sean los valores dominantes.
Marcharemos para manifestar que la participación activa de las mujeres en la vida política, económica, social y cultural es el punto de partida de una liberación para ellas mismas y para sus pueblos que son demasiado seguido excluidos de las tomas de decisiones que les conciernen.
Marcharemos para ponerle fin a todas las formas de discriminación y de violencia en contra de las mujeres, los niños y niñas y todos los sectores más vulnerables de la población.
Marcharemos para establecer en común alternativas de cooperación y de reparto orientadas hacia cambios imprescindibles.
Marcharemos para engendrar un mundo basado en la distribución de la riqueza colectiva, material y espiritual de la humanidad y para buscar que cada uno y cada una tenga a la vez de qué vivir así como razones para vivir.
Marcharemos para eliminar la pobreza
En los albores del tercer milenio, la aplastante mayoría de la humanidad vive en la pobreza : 1.3 mil millones de personas, de las cuales 70% son mujeres, viven por debajo del umbral de la pobreza absoluta. En total, 4 mil millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza de los cuales otra vez corresponde una amplia mayoría de mujeres, niños y niñas.
Pero la pobreza humana "significa más que la ausencia de lo que es necesario al bienestar material : es la negación de las oportunidades y de las posibilidades de escoger lo más esencial al desarrollo humano - longevidad, salud, creatividad - aunque también condiciones de vida decentes, dignidad, respeto de sí mismo y de los demás, acceso a todo lo que da valor a la vida."
La pobreza es la negación de los derechos humanos fundamentales, es un prohibir de ciudadanía. Las personas pobres son de esta manera relegadas al margen de la humanidad y, entre ellas, las mujeres son aún más marginadas. La pobreza constituye una violencia sistemática hacia todas las personas excluidas.
Desde el origen de los tiempos, las mujeres contribuyen al desarrollo de la humanidad sin que su trabajo -que se trate de empleo asalariado, de trabajo en la economía informal o de las tareas domésticas- sea realmente reconocido. Desde la antigüedad, la economía, cual sea el adjetivo que la califica, descansa ampliamente en el trabajo de las mujeres, visible o invisible. Hoy todavía, las mujeres constituyen la mitad de la población, proveen los 2/3 de las horas de trabajo y sin embargo no reciben más que la 1/10 parte de la renta mundial. Aúnando a eso se les exige que tomen en cuenta el bienestar de sus próximos y de su comunidad, a menudo al precio de su salud.
En todo el planeta una mayoría de mujeres viven en la pobreza. No tienen acceso a los recursos esenciales tales como la alimentación, el agua potable, la educacíon y la formación, a los servicios básicos en salud, a la seguridad social, a la propiedad de la tierra, a un ingreso decente y equitativo, al crédito, a la herencia, al empleo, a las nuevas tecnologías, a las medidas de combate al desempleo, etc...
Las instituciones internacionales (el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, la Organización Mundial del Comercio, la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico) perpetúan la pobreza de los pueblos imponiéndoles ajustes estructurales inhumanos. Esos ajustes golpean de frente a las mujeres sometiéndolas, a menudo, a una fiera discriminación a nivel del empleo, de los salarios y de las condiciones de trabajo. Conllevan también consecuencias más graves para las mujeres que para los hombres: pérdida de ingresos, recortes en los servicios esenciales, supresión de la ayuda alimentaria. En algunos países, las mujeres y las niñas se ven privadas de educación, de alimentos y de atención médica en provecho de los hombres y niños de su familia.
Las instituciones internacionales perpetúan la pobreza de los pueblos dejando el paso libre al caos, a la turbulencia, a la especulación sobre los mercados bursátiles provocando catástrofes tales como pasó en México y en Asia. Guardan un silencio complaciente frente a los que "se van con la caja" hacia los paraísos fiscales, esos 37 lugares del mundo (por ejemplo : Gibraltar, las islas Caíman, el Liechtenstein) donde familias ricas, financieros, empresas, conglomerados, transnacionales, mafias, etc..., pueden esconder su dinero sin pagar impuestos evadiendo así las leyes y la reglamentación de los Estados nacionales. Esos paraísos fiscales constituyen un sistema de saqueo a escala planetaria. Hay que añadir a ello el secreto bancario que protege a los ricos, a los mafiosos, a los dictadores, a los gobiernos corruptos, a los ladrones en una escala planetaria. Son las riquezas sustraídas a la democracia de los pueblos.
Las instituciones internacionales mantienen también el endeudamiento de una multitud de países pobres de donde por cada año miles de millones de dólares vuelven a tomar la dirección del Norte en pago de intereses a ricos acreedores (públicos o privados), bloqueando así todo desarrollo nacional y eso, contra toda lógica económica, contra toda ética de relaciones internacionales, contra toda moralidad en las relaciones humanas. Por otra parte, la ayuda pública al desarrollo no deja de encoger tal como una piel de zapa. Esta ayuda cayó, en porcentaje del producto nacional bruto (PNB), a un promedio de 0,25% en 1996 comparado a 0,34% en 1990. Es la tasa más baja registrada desde 1970, fecha en la cual el objetivo se fijó a 0,7% del PNB. En 1996 se constataba que la ayuda pública al desarrollo proporcionada por el conjunto de países industrializados había caído por el quinto año consecutivo. Según la ONU, a ese ritmo decreciente, esta ayuda habrá desaparecido en el año 2015.
Las mujeres lo saben: el bienestar de las personas y la conservación del medio ambiente están siendo relegados al margen en el "modelo" de desarrollo económico del Norte y centrado sobre un productivismo insaciable, un crecimiento sin progreso social, sin empleo y sin respeto de los derechos fundamentales de las personas.
EN CONSECUENCIA
Marcharemos para combatir el sentimiento de impotencia, volver a poner a la orden del día la solidaridad y el compartir (de las culturas, del trabajo, de los saberes, de la responsabilidad hacia los niños y las futuras generaciones), poner el imaginario a trabajar, explorar nuevas formas de creación y distribución de las riquezas (por ejemplo el ingreso de ciudadanía) para asegurar el pleno desarrollo de cada persona y cada comunidad.
Marcharemos para instaurar un sistema económico mundial más democrático, más transparente, más responsable, más solidario, más justo, más equitativo y respetuoso del medio ambiente. El mundo debe acabar con la guerra económica a la cual se entregan los mercados financieros a costa de los pueblos. No necesitamos ajustes estructurales pero si transformaciones estructurales. No necesitamos programas de ayuda pero si redes de intercambio y comercio equitativo entre los pueblos.
Marcharemos para exigir que los imperativos financieros sean subordinados a los valores sociales, para que la economía sea subordinada a lo político, para que todos los derechos individuales y colectivos de las mujeres sean respetados.
Marcharemos para que la autonomía financiera de las mujeres constituya un objetivo prioritario de toda lucha en contra de la pobreza en la cual viven las mujeres.
Marcharemos para apoyar a las mujeres que trabajan sin descanso a soluciones negociadas para poner fin a las guerras. A menudo las mujeres han sido y siguen siendo artesanas impedernidas de una paz negociada en los conflictos armados: por esta razón condenan a los Estados en donde los gastos militares exceden los presupuestos correspondientes a la salud y a la educación y exigen que la transformación de la industria militar se inscriba en el desarrollo de una economía basada en un desarrollo equitativo y responsable, en la valoración de las iniciativas locales y regionales y en el respeto a los derechos humanos fundamentales.
REIVINDICAMOS LA DISTRIBUCIÓN EQUITATIVA DE LA RIQUEZA DEL MUNDO
Nosotras, las mujeres del mundo entero, marcharemos para que las riquezas del planeta y de la humanidad sean equitativamente compartidas :
entre los hombres y las mujeres,
entre las mujeres mismas,
entre las generaciones,
entre el Norte y el Sur,
entre el Este y el Oeste,
entre la ciudad y el campo.
NOSOTRAS REIVINDICAMOS:
1. Que todos los Estados nacionales se doten de un marco de ley apuntando hacia la eliminación de la pobreza.
Los Estados nacionales tienen la obligación de poner en marcha programas nacionales de combate a la pobreza incluyendo medidas específicas para eliminar la pobreza entre las mujeres: derechos de asociación y de sindicalización, acceso y derecho al trabajo, respeto de las normas de trabajo de la Organización Internacional del Trabajo, equidad salarial, acceso al agua potable y a una vivienda decente, acceso a la educación, a la salud, a la cultura, a la seguridad alimentaria, a la tierra, al crédito equitable.
Todos los actos, todas las leyes, todos los reglamentos, todas las posiciones de los Estados nacionales estarán evaluados a la luz del Indicador de Pobreza Humana (IPH), propuesto en el Reporte mundial sobre el desarrollo humano de 1997, del Índice de desarrollo humano propuesto por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo y del Indicador del desarrollo humano especificado por sexo, propuesto en el Reporte Mundial sobre el desarrollo humano de 1995, que destaca las desigualdades entre los hombres y las mujeres.
2. Que el impuesto Tobin sea aplicado de inmediato y que los ingresos de este impuesto sean vertidos en un fondo democraticamente administrado y dedicado al desarrollo social, con una representación paritaria de hombres y mujeres, con un acceso prioritario para los 1,300 millones de personas viviendo en un estado de pobreza absoluta (de los cuales el 70% son mujeres).
3. Que se cancele la deuda de todos los países del Tercer Mundo.
- Exigimos inmediatamente la eliminación de la deuda de los 41 países más pobres del planeta en apoyo a la reivindicación de la campaña Jubilée 2000.
- A más largo plazo, exigimos la eliminación de la deuda de todos los países del Tercer Mundo y la implementación de un mecanismo de vigilancia para la erradicación de la deuda que velará para que el dinero sirva a la eliminación de la pobreza y al bienestar de la población más afectada por los programas de ajustes estructurales, de las cuales las mujeres constituyen la mayoría.
4. Que sea implementado un nuevo sistema económico mundial sometido al poder político de la comunidad internacional.
Este nuevo orden económico mundial debe descansar sobre nuevas instituciones democráticas sometidas al poder político de la comunidad internacional (y no sólo de los países del Grupo de los 7) y sobre medidas que puedan realizarse a corto y mediano plazo:
- Un Consejo Mundial para la Seguridad Económica y Financiera encargada de redefinir las reglas de un nuevo sistema financiero mundial centrado en una utilización justa y equitable de los recursos del planeta y basado en el mejoramiento del bienestar de la población mundial y en particular de las mujeres, siendo ellas más de la mitad de la población. La paridad hombres-mujeres tendrá que ser respetada entre los miembros de este Consejo.
- La subordinación a los derechos humanos fundamentales, individuales y colectivos, de todas las ratificaciones de convenios y acuerdos comerciales. El comercio debe someterse a los derechos humanos y no lo contrario.
- La eliminación de los paraísos fiscales.
- El fin del secreto bancario.
Marcharemos para eliminar la violencia
hacia las mujeres
La violencia hacia las mujeres significa "todo acto de violencia dirigido en contra del sexo feminino causando o pudiendo causar un perjuicio o sufrimientos físicos, sexuales o psicológicos, incluyendo la amenaza de dichos actos, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea en la vida pública o en la vida privada. La violencia constituye una violación de los derechos humanos y de las libertades fundamentales e impide a las mujeres gozar parcial o totalmente de dichos derechos y libertades".
La violencia hacia las mujeres implica relaciones de poder históricamente desiguales entre los hombres y las mujeres y constituye, a nivel jurídico, una violación de los derechos humanos y de las libertades fundamentales. Es una realidad universal : se ejerce en todas las sociedades sin importar la clase social, el ingreso y la cultura. Todas las mujeres estan afectadas. Sería dificil encontrar a una sola mujer que, en un momento u otro, no haya tenido miedo por el sólo hecho de ser mujer. Gestos tan sencillos como caminar en la calle al atardecer, o trabajar de noche, pueden presentar problemas importantes de seguridad para las mujeres.
La violencia física, sexual y psicólogica hacia las mujeres en el seno de la familia se traduce por golpes, malos tratos sexuales, mutilaciones genitales y otras prácticas tradicionales que causan perjuicios a mujeres y niñas tales como la violación conyugal, las violencias ligadas a la dote, el incesto, la violencia no conyugal, por ejemplo, la de un hijo hacia su madre, aquella ligada a la explotación o a la privación de toda libertad.
La violencia física, sexual y psicológica hacia las mujeres en el seno de la colectividad se ejerce especialmente mediante golpes, violación, malos tratos sexuales, hostigamiento sexual e intimidación laboral, tratamientos forzosos y medicación abusiva, proxenetismo y prostitución de niñas y jóvenes. La mercantilización creciente del cuerpo de las mujeres esta ligada a su empobrecimiento debido en buena parte a un liberalismo económico desenfrenado.La violencia hacia las mujeres incluye también la contracepción impuesta por la coerción o por la fuerza, las esterilizaciones o los abortes forzosos, el aborto selectivo de los fetos de sexo feminino y el infanticidio de niñas.
La violencia física, sexual y psicológica es, con demasiado frecuencia, perpetrada o tolerada por los Estados quienes priorizan las costumbres y las tradiciones a costa de los derechos fundamentales. El crecimiento de los integrismos religiosos es extremadamente preocupante por los derechos de las mujeres a su autonomía económica y a su libertad de escoger. En ciertos países, asistimos a una verdadera exclusión social de las mujeres, creando así una nueva forma de apartheid. Las mujeres son consideradas así como seres de segunda clase o de menor valor, privadas de sus derechos fundamentales.
Las zonas de conflictos armados constituyen espacios donde los actos de violencia contra las mujeres se ejercen como armas de guerra especialmente el asesinato, la violación sistemática, los malos tratos y la esclavitud sexuales, la toma de rehenes e incluso los embarazos forzosos.
La Relatora especial de la Comisión de Derechos Humanos sobre la Violencia hacia las Mujeres establece como causa adicional de violación de los derechos y de las libertades fundamentales "el tráfico de mujeres y niñas, la prostitución forzada, la violación, los malos tratos y el turismo sexual a menudo perpetrados por redes internacionales del crimen organizado". Además, añade que "deben tomarse medidas adicionales para acabar con todas las formas de trabajo forzoso, de comercialización del sexo y de matrimonio forzoso. Además, las mujeres y las niñas estan expuestas a riesgos adicionales respecto a los embarazos no deseados y a las enfermedades de transmisión sexual entre éstas el VIH/SIDA".
La violencia afecta entonces a todas las mujeres pero aquellas que viven en condiciones de precariedad absoluta o que pertenecen a grupos minoritarios o doblemente discriminados, por ejemplo: las niñas y adolescentes, las mujeres indígenas, las refugiadas o migrantes, las lesbianas, las mujeres discapacitadas, las ancianas, etc,... son particularmente vulnerables.
Especialmente en el caso de las lesbianas, ningún convenio internacional protege el derecho de las personas a escoger su orientación sexual. Ninguna ley internacional sobre los derechos humanos ofrece, de manera explícita, protección a las lesbianas en materia de derechos y libertades de la persona y en relación al respeto de esos derechos y libertades. Respecto a las lesbianas, la mayoría de los Estados ejercen una discriminación sistemática en sus leyes, sus reglamentaciones, sus políticas y sus servicios. En muchos países, el simple hecho de ser lesbiana puede llevar a la carcel por tiempos variables hasta llegar a la condena perpetua, la flagelación, la tortura y la muerte.
Las mujeres conocen los medios de acción para oponerse a la violencia : la educación sobre los derechos, el acceso a los servicios adaptados a las realidades de las naciones, las reformas jurídicas que incluyen una adecuación entre las leyes nacionales y las leyes internacionales, la criminalización de los actos de violencia hacia las mujeres, la reforma de los tribunales, la formación de la magistratura y del personal de los servicios públicos, la implementación de mecanismos de denuncias, el financiamiento inscrito en el presupuesto nacional para asegurar los recursos suficientes a la erradicación de la violencia, la educación al público, la sensibilización de los medias de información.
Las mujeres condenan la inacción, la ineficacia y el silencio de los Estados quienes tienen la obligación de proporcionar los medios para combatir la violencia hacia las mujeres, especialmente por medio de la criminalización de los autores de crímenes de violencia, la obligación de reparación y la implementación de campañas de sensibilización y de educación respecto a la violencia contra las mujeres. Además, los Estados deben incluir la violencia sistémica hacia las mujeres entre los criterios para la obtención del estatus de refugiada. Finalmente, tal y como está enunciado en el Programa de acción de Beijing, las consideraciones de costumbres, de tradiciones o de religiones deben subordinarse a los derechos fundamentales.
Las mujeres reclaman el respeto a la integridad de su cuerpo y de su ser. Quieren ver acciones concretas e inversiones reales para la erradicación de todas las formas de violencia hacia ellas. Quieren una sociedad en donde los gobiernos toman en serio su responsabilidad de garantizar la seguridad del conjunto de su población.
Quieren una sociedad en donde todos los hombres - maridos, cónyuges, hijos, padres, abuelos, tíos, primos, vecinos - se comprometen en romper de una vez por todas con todas las formas de violencia hacia las mujeres, denuncian ellos mismos sin complaciencia y con rigor todas las vejaciones hechas contra las mujeres y desarrollan con ellas relaciones basadas en la igualdad y el respeto. En cuanto a las mujeres, seguirán comprometiéndose colectivamente en la lucha para que cese la violencia.
Reivindicamos el respeto a la integridad del cuerpo de las mujeres
Nosotras, Mujeres del mundo entero, marcharemos para que cese la inacción, la ineficacia, o el silencio de la comunidad internacional, de nuestros Estados nacionales y de las comunidades frente a todas las violencias ejercidas en contra de las mujeres y de las niñas.
NOSOTRAS REIVINDICAMOS:
1. Que nuestros gobiernos se disocien de todo poder político o religioso que ejerce un control sobre la vida de las mujeres y de las niñas y que denuncien los regímenes que no respetan sus derechos.
2. Que los Estados reconozcan, en sus leyes y acciones, que la violencia ejercida en contra de las mujeres es una violación a los derechos humanos fundamentales y que no pueden justificarse por ninguna costumbre, religión o práctica cultural.
3. Que los Estados implementen planes de acción eficaces con recursos financieros adecuados para poner fin a la violencia hacia las mujeres.
4. Que los hombres de nuestras comunidades se comprometan decididamente a denunciar y a luchar en contra de las diversas formas de violencia de las cuales las mujeres y las niñas son víctimas.
5. Que la ONU haga presiones extraordinarias para que los Estados ratifiquen los convenios o pactos relativos a los derechos de las mujeres y de los niños y respeten las declaraciones universales especialmente, el Pacto Internacional relativo a los Derechos Civiles y Políticos, el Convenio Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación hacia las Mujeres, el Convenio sobre los Derechos del Niño, la Declaración Universal del Hombre, la Declaración sobre la Eliminación de la Violencia hacia las Mujeres, la Declaración y el Programa de Acción de Beijing.
6. Que sin demora sean adoptados los protocolos :
- al Convenio Internacional sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación hacia las Mujeres;
- al Convenio sobre los Derechos del Niño,
- protocolos que permitan a los indivíduos y a los grupos demandar a un Estado. Esos protocolos constituirán unas medidas de presión a escala internacional para obligar a los Estados a implementar los derechos enunciados en aquellos pactos y convenios.
7. Que sea revisado, en solidaridad con las mujeres víctimas del crimen de tráfico, el Convenio de 1949 para la represión y la abolición de la trata de seres humanos y de la explotación de la prostitución del prójimo afin que sean aplicadas las dos resoluciones de la asamblea general de la ONU (1996), respecto al tráfico de mujeres y de niñas y a la violencia hacia las mujeres migrantes.
8. Que los Estados reconozcan la juridicción de la Corte Criminal Internacional y suscriban a las disposiciones en virtud de las cuales la violación, el abuso sexual y la prostitución forzosa constituyen crímenes de guerra.
9. Que la ONU y los Estados de la comunidad internacional reconozcan formalmente a las personas homosexuales los derechos y libertades engarzados en la Declaración Universal de los Derechos del Hombre, el Pacto Internacional relativo a los Derechos Civiles y Políticos. El Pacto Internacional relativo a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales y el Convenio Internacional sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación hacia las Mujeres.
Que la ONU implemente un plan de acción apuntando a eliminar la discriminación y la violencia ejercida por los Estados o sus representantes hacia las personas homosexuales.
Que el derecho de asilo sea reconocido, por nombre, a las personas homosexuales.
En conclusión
REIVINDICAMOS LA DISTRIBUCIÓN EQUITATIVA DE LA RIQUEZA EN UN MUNDO SIN VIOLENCIA
Nos comprometemos colectivamente a ser extremadamente vigilante afin de que los compromisos de los Estados y de los organismos internacionales relativos a nuestras reivindicaciones se traduzcan en acciones. El próximo milenio asistirá a la conquista de las mujeres por su igualdad en todo el mundo. Juntas, marcaremos los caminos de nuestras victorias, para que este mundo se vuelva un espacio de justicia y de libertad para todas y todos.
Last modified 2006-04-12 02:29 PM
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