Las mujeres del Gabón nos dicen que "las mujeres han tomado conciencia de su papel y de su participación en la sociedad, principalmente en todo lo que atañe a la lucha contra la pobreza y la violencia en todas sus formas. Ya han comprendido que sin ellas no hay cambios radicales posibles."
Son numerosas las coordinaciones que nos relatan como la Marcha permitió a los grupos, que hasta ese momento trabajaban de forma aislada, unir sus luchas. En Nepal, lograron vencer las divisiones políticas para organizar la manifestación del 8 de marzo de 2000. En Barbados, grupos que "antes no se habrían identificado como parte del movimiento de las mujeres se involucraron sobre los temas de la pobreza y la mundialización."
En Australia la Marcha "amplió el círculo de las organizaciones, permitiendo que las ideas penetraran", dicen las interesadas, aún si queda mucho trabajo por hacer con las mujeres rurales. En Angola las mujeres consideran "que la Marcha logró catalizar un movimiento fuerte y hermanado entre las mujeres de la sociedad en general y abrió el paso a que muchos grupos de mujeres se solidarizaran independientemente de sus afiliaciones políticas, creencias religiosas y experiencias".
"La Marcha propició la articulación entre los grupos de mujeres del sector popular y sindical. Las mujeres de la base se sintieron más fuertes al saber que sus acciones locales formaban parte de un movimiento con amplitud mundial", hace notar una integrante de la Coordinación de Brasil. En ese país la Marcha supo atraer numerosas mujeres jóvenes que vinieron a informarse sobre la manera de luchar contra las violencias.
Las quebequenses notan que "palabras como feminismo y patriarcado se pronuncian ahora en público sin causar las reacciones negativas que se daban en los últimos años".
En ciertas regiones del mundo, la Marcha revitalizó el movimiento feminista. El 30 de septiembre de 2000, unas 4.000 mujeres marcharon hasta Roma (Italia) bajo una lluvia torrencial. "No se había visto una cosa semejante en las calles de Roma desde hace años: tres generaciones de mujeres, italianas e inmigrantes, lesbianas o no, con diferentes ideas políticas y provenientes de diferentes corrientes feministas, se unieron en esta ocasión", indicaron las italianas.
Logros concretos
Se llegó a logros concretos, a veces pequeños, pero son los pequeños arroyos que alimentan los grandes ríos.
En Perú, la Marcha se unió a una campaña que pide que los medicamentos para tratar el SIDA, la malaria y la tuberculosis sean asequibles, de manera a "poner a las personas antes que los intereses de las poderosas compañías farmacéuticas".
En Nigeria el gobierno responde de manera positiva a la demanda de ayudar a las mujeres con bajos ingresos.
En Togo se crea una célula "Género y capacitación profesional" en cada centro de enseñanza técnica y de capacitación profesional y al Centro hospitalario regional de Atakpamé se le dota por primera vez de un cirujano-ginecólogo.
Numerosos grupos se activan para obtener reformas legales. En Uganda las mujeres presionan al Parlamento para hacer cambiar la ley de manera que se tenga más en cuenta los votos de las diputadas y junto con grupos en Burundi, Kenya y Tanzania, luchan para hacer condonar la deuda de los países africanos. Finalmente, tratan de que se promulgue una ley que criminalice la violencia dentro de la pareja y una ley sobre la igualdad de oportunidades (para las mujeres).
Las mujeres de la India reclaman que el Parlamento vote por la "Women´s reservation Bill" que debe garantizar una representación mínima de mujeres en el Parlamento.
El movimiento de mujeres turcas obtiene una reforma del Código civil que pone a la mujer en pie de igualdad con el hombre dentro de la pareja. En Angola, en vistas de la lentitud del proceso legislativo, el jefe de Estado sugiere que el gobierno financie proyectos concretos para luchar contra la violencia.
En Japón, dos leyes importantes entran en vigor en 2001: una ley sobre la prevención de la violencia intrafamiliar y la protección de sus víctimas y otra que castiga los actos vinculados con la prostitución y la pornografía infantiles. También se revisó la ley que obliga a los empleadores a tener en cuenta la prevención del acoso sexual.
A pesar de la oposición de los grupos católicos, la Asamblea Nacional de Panamá aprobó, en marzo de 2001, el protocolo facultativo de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra las Mujeres, un resultado que necesitó de todo un despliegue de energías por parte de los movimientos de mujeres.
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