Documento de acompañamiento 1 à la Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad
En el presente documento que acompaña la Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad se explica por qué las mujeres sintieron la necesidad de escribir un nuevo texto, un texto que refleja su visión feminista del mundo que anhelan construir. Inspirándose en las 17 reivindicaciones de la Marcha Mundial de las Mujeres, la Carta denuncia también el mundo en el que vivimos.
El 10 de diciembre de 2004, en Kigali, Rwanda, la mayoría de las delegadas presentes en el Quinto Encuentro Internacional de la MMM aprobaron la Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad, carta en la cual se encuentra plasmada la diversidad de los grupos que conforman la Marcha Mundial de las Mujeres y se recogen las afirmaciones, con las que todos los grupos están de acuerdo, consideradas esenciales para construir un mundo de igualdad, de libertad, de solidaridad, de justicia y de paz.
El contenido de la Carta no puede modificarse, contrariamente a este documento de acompañamiento que cada grupo podrá utilizar en función de sus necesidades.
1. ¿Cómo se origina la Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad?
La Carta Mundial de las Mujeres para la Humanidad es una iniciativa de la Marcha Mundial de las Mujeres. La Marcha alienta la adhesión a la Carta del sinnúmero de grupos que sin ser miembros de la Marcha defienden los mismos valores y actúan para transformar el mundo en el que vivimos.
En la Carta se describe el mundo que las mujeres partícipes de la Marcha Mundial estamos construyendo y se inscribe en la tradición de las acciones que las mujeres, a lo largo de la historia, hemos realizado para resistir a las opresiones, a las desigualdades, a las explotaciones y a las discriminaciones.
Con esta Carta, las mujeres de 5.600 grupos de la Marcha Mundial, presentes en 163 países y territorios, continúamos las acciones iniciadas en 1998 e inspiradas por las 17 reivindicaciones de la Marcha Mundial de las Mujeres aprobadas en 1998 y revisadas en 2001 con el propósito de eliminar la pobreza en el mundo y la violencia hacia las mujeres. La Carta constituye otra manera de continuar con la Marcha proponiendo otro mundo posible.
2. La especificidad de la Carta
Los derechos humanos, y en particular los derechos de las mujeres, se encuentran garantizados por varios textos internacionales, entre los cuales cabe mencionar, entre otros, la Declaración universal de los derechos del hombre, la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación con respecto a las mujeres, la Convención sobre la protección de la maternidad, el Convenio sobre los derechos políticos de la mujer, la Convención internacional sobre la eliminación de todas las formas de discriminación racial, el Protocolo de la Carta africana de los derechos del hombre y de los pueblos referente a los derechos de las mujeres, el Acuerdo Belém do Pará para Prevenir, Sancionar y Erradicar la violencia contra la Mujer, la Declaración de Pekín y su plataforma de acciones.
Estos textos, sin embargo, no ponen en tela de juicio los fundamentos mismos de los sistemas de explotación y opresión. Tampoco denuncian el capitalismo ni el patriarcado, ni garantizan la puesta en práctica de un nuevo proyecto de sociedad que asegure la supervivencia de la humanidad y su planeta en todas sus dimensiones, ecológica, política, económica, política, social y cultural.
Así se explica la necesidad de dotarse de una Carta que rompe radicalmente con las causas de tanta opresión, explotación, violencia y destrucción.
3. Las mujeres denunciamos
La falta de igualdad entre mujeres y hombres en cuanto al acceso a la riqueza, la tierra, los medios de producción, los bienes, la educación, la capacitación profesional, la salud, la vivienda, los alimentos, los empleos, las tecnologías, los salarios, la seguridad, el respeto de sus derechos, la protección social, la información, el reconocimiento de su dignidad, la elección de su pareja… Numerosas son las niñas y mujeres que deben casarse o volverse a casar contra su voluntad y precozmente. A cuantas de ellas se les niega el derecho de circular libremente, poseer documentos de identidad, ser dueñas de su salud reproductiva, expresar su opinión, recurrir a la justicia, heredar, o participar a la vida pública y política. Las mujeres viven en carne propia la violencia, están sometidas a mutilaciones genitales, son víctimas de los llamados “crímenes de honor”, de violaciones, ataques al vitriolo, se les quema por el simple hecho de ser mujeres y pocas veces tienen acceso a remedios o reparaciones contra estas violencias.
La lógica patriarcal y capitalista se basa en particular sobre la presencia de una mano de obra femenina, maleable, mal pagada que trabaja con frecuencia en condiciones que se asemejan a la esclavitud. Cuenta también con el hecho que las mujeres ejecutamos gratuitamente las tareas esenciales en materia de reproducción social, tal como la educación de las hijas y los hijos, el cuidado de los suyos, la agricultura de subsistencia, la limpieza, las comidas y el cuidado de la ropa.
Generaciones de mujeres no cesamos de denunciar el patriarcado que les atribuye un papel inferior en la sociedad para dominarlas, excluirlas, marginarlas y tratarlas como si fuesen objetos negándoles su humanidad.
Las mujeres denunciamos también el capitalismo que oprime a la mayoría de las mujeres y los hombres del mundo y el racismo que genera intolerables desigualdades, acrecentadas por la mundialización de la economía y los mercados. No es por escasez de recursos o de producción de riquezas que sufre la humanidad, sino por una falta aguda de acceso universal a dichos recursos y riquezas y una ausencia de gestión responsable de los mismos. Mientras que un puñado de especuladores se vuelven cada vez más ricos, crece sin cesar el número de personas pobres y excluidas a quienes se les niega el acceso a los bienes y servicios más fundamentales, y el ejercicio de sus derechos.
Las integrantes de la Marcha Mundial de las Mujeres, mediante la Carta Mundial de las Mujeres, denunciamos por lo tanto:
- Las empresas transnacionales, los grandes latifundistas, los bancos, las instituciones financieras cuyo único objetivo es el de enriquecerse. Al especular y estar siempre buscando aumentar la producción y el consumo acarrean la destrucción de organizaciones locales, de pequeñas empresas y explotaciones comerciales y rurales e imponen condiciones difíciles de trabajo. Atropellan los derechos sociales y sindicales, explotan a adultos y menores, y las mujeres se encuentran desproporcionadamente representadas en estos sectores del empleo. Su política lleva a una fractura del equilibro entre los seres humanos y la tierra que a su vez acarrea el agotamiento de las riquezas naturales, la crisis energética y los estragos medioambientales.
- Los Programas de Ajustes Estructurales y medidas de reducción de los servicios públicos impuestos por las instituciones financieras internacionales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial) a los países pobres provocaron un incremento de la deuda que se tradujo en un creciente empobrecimiento de las poblaciones que viven en esos países.
- Este creciente empobrecimiento da lugar al surgimiento de mafias de toda índole que explotan a la población haciéndola trabajar en espantosas e inhumanas condiciones, llevándola con frecuencia a la esclavitud, la prostitución y el tráfico sexual. Millones de mujeres y niñas se ven así reclutadas dentro de redes en las cuales se les somete a todo tipo de violencias.
- Las guerras y los conflictos armados de los cuales se benefician las industrias armamentistas diezman las poblaciones civiles, las empobrecen, las lesionan y generan odio y terrorismo. Mujeres y menores son las primeras víctimas de violencia sexual, violaciones, esterilizaciones forzadas y abortos forzados, reclutamiento forzado en los ejércitos o facciones armadas, desplazamientos obligados, etc., con consecuencias inmensurables para su salud física y síquica (VIH, enfermedades de transmisión sexual, numerosos y duraderos traumas).
- Todas las formas de violencias hacia las mujeres, violencias físicas y sociológicas, que hacen estragos en todo el mundo, en la pareja, la familia, la escuela, el trabajo y los espacios públicos, y acarrean profundas heridas, mutilaciones, muertes.
- A los hombres que se niegan a renunciar a los privilegios que poseen y ejercen un control y un poder sobre las mujeres en las esferas privadas y públicas.
- Los integrismos religiosos, cualesquiera que sean, que impiden a la mujer ser libre y tener el pleno control de su cuerpo y su sexualidad y decidir sobre su propia vida y que representan un peligro en cuanto a su intolerancia de las diversidades culturales, sexuales, religiosas y de opinión.
- A los gobiernos y los parlamentos de los Estados en la medida en que renuncian a sus responsabilidades frente a la ciudadanía y van adquiriendo características de regímenes autoritarios y dictatoriales.
- La corrupción extendida a desarrollado escan un sistema donde las riquezas ocultas en los paraísos fiscales y el secreto bancario constituyen un robo legalizado.
- La incapacidad de la Organización de las Naciones Unidas en establecer relaciones de igualdad y de paz entre los países y entre los pueblos, y promover un desarrollo viable. La ONU sufre de escasez de recursos humanos y políticos. El funcionamiento del Consejo de seguridad, donde cinco países ricos poseen un derecho de veto, es nefasto para la buena conducta de éste y conlleva a frecuentes decisiones injustas
4. Las mujeres construimos
Deseamos instaurar un mundo fundado en un Estado de derecho asentado en la democracia, una democracia al servicio de todas las personas que viven en su territorio. En este Estado, las ciudadanas y los ciudadanos cuentan con una verdadera igualdad política y de participación en las decisiones colectivas y poseen una auténtica capacidad de control en cuanto a la puesta en práctica de tales decisiones.
En este Estado de derecho, que representa los intereses de toda la población, éste tiene la responsabilidad de garantizar a cada miembro de la sociedad un acceso real, igual y gratuito a servicios como la educación, la atención médica, así como a una vivienda salubre y a una alimentación sana y nutritiva. Toma también medidas particulares para mejorar la situación de las personas marginadas, discriminadas, de las personas más pobres de la sociedad y vela por la seguridad colectiva a la vez que impulsa la cohesión social, la igualdad y la solidaridad.
En este Estado, las ciudadanas y los ciudadanos son libres y autónomos, y como tales, son responsables de sus actos tanto lo individual como el seno de la familia, de la pareja y de la colectividad. Vivir juntos implica respetar las reglas que una sociedad se da colectivamente, cuando éstas defienden el bienestar de todas y de todos. Esto se aplica también a las relaciones internacionales dentro de las cuales cada pueblo debe poder tomar, de manera autónoma, sus propias decisiones y ser dueño de su destino.
En esta sociedad, las mujeres son ciudadanas de pleno derecho, disponen de documentos de identidad y tienen el derecho, si lo desean, de conservar su nombre, escoger su nacionalidad y transmitírsela a sus hijos, independientemente de su posición social, su estado civil, su país de origen, y respetando siempre las reglas de la sociedad, establecidas colectivamente.
En la Carta, se recuerda repetidamente que solo una sociedad viable a largo plazo, respetuosa del medio ambiente y los recursos naturales, es una sociedad capaz de asegurar hoy y mañana el bienestar de su población. En este ámbito, varios grupos reiteran su oposición al uso de los organismos modificados genéticamente en la agricultura, la piscicultura y en otros elementos que se introducen en la trama alimentaria. Sin embargo, nosotras apoyamos el uso de manipulaciones genéticas controladas cuando éstas están al servicio de las personas, particularmente de las mujeres, y que contribuyen a una mejor salud y a tratar enfermedades genéticas.
La Carta no indica como crear este nuevo mundo. Dibuja una utopía que se viene construyendo desde hace mucho, con cada lucha por cambiar las cosas en cada rincón del mundo, y nos sirve de referencia. Toca a cada una y a cada uno apropiársela y utilizarla.
Last modified 2006-04-11 02:38 PM
This item is available in
Français, English, Español