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Mujeres de la Marcha Mundial en Chiapas
La militarización, el terror y la imposición de una cultura de guerra afecta la vida cotidiana y emociones de mujeres y hombres. Si un país se militariza, como en México y en Chiapas desde hace más de 13 años, los desplazamientos, el divisionismo de organizaciones y comunidades, los exilios, la agudización de la crisis, entre otras situaciones afectan a la población en general, pero más a las mujeres, pues cuando las familias ven alterada su vida cotidiana, somos nosotras a quienes nos toca enfrentar y apoyar a la familias, además de tener que buscar soluciones a los problemas de sobrevivencia.
La presencia de militares en las ciudades y pueblos trae consigo la agudización de problemas de por sí existentes, tales como el alcoholismo, la drogadicción, la prostitución, las infecciones de transmisión sexual y la violencia sexual y doméstica, cuyas consecuencias son vividas particularmente por las mujeres.
La Comisión Especial para conocer y dar seguimiento a las investigaciones relacionadas con los Feminicidios en la República Mexicana de la Cámara de Diputados en la Legislatura pasada informó que 1205 niñas y mujeres fueron asesinadas en el país tan sólo en el 2004 y más de 6000 niñas y mujeres asesinadas en 6 años, del 1999 al 2004.
La organización internacional para las migraciones informo en 2005 que en Tapachula, Chiapas 7 mujeres son violadas o agredidas cada semana. En Chiapas, según la Procuraduría General de Justicia del Estado, 1242 niñas y mujeres fueron asesinadas en 5 años, del 2000 al 2004. Una característica importante de los feminicidios es la impunidad, es lo que convierte a ésta violencia hacia las mujeres en feminicidios. Y no sólo hablamos de impunidad por parte de las autoridades que, supuestamente, deben impartir la justicia y castigar a los culpables sino una impunidad social porque, muchas veces, la violencia no es condenada por las personas. Y, a veces, aunque nos indignamos, el hecho de guardar silencio, de no tomar un compromiso en contra de la violencia nos hace cómplices también.
Aunado a esta situación, Chiapas ocupa el segundo lugar en marginación y rezago social. Según datos del INEGI del 2006 sitúan al estado como la entidad con mayor número de personas analfabetas a nivel nacional, y de cada 100 analfabetas 65 son mujeres, Lo que reafirma que a menor educación de un pueblo mayor índice de pobreza.
Así también miles de mujeres mueren en nuestro país y nuestro estado. Chiapas ocupa el primer lugar por la muerte materna, seguido por Guerrero y Oaxaca; el tercer lugar en cuanto a muertes por cáncer cérvico uterino.
Es en éste sentido que exigimos que se decrete la alerta de violencia de género, contemplada en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y que se define como el conjunto de acciones gubernamentales de emergencia para enfrentar y erradicar la violencia feminicida en un territorio determinado, ya sea ejercida por individuos o por la propia comunidad y tiene como objetivo fundamental garantizar la seguridad de las mismas, el cese a la violencia en su contra y eliminar las desigualdades producidas por una legislación que agravia sus derechos humanos.
En Chiapaz tendríamos que hablar necesariamente de la situación de presencia paramilitar en las comunidades, y como repercute en las y los campesinos esta situación de guerra de baja intensidad. Siendo además desalojadas las familias de sus tierras y territorios. Facilitando así la privatización de las tierras y poniendo en riesgo la soberanía alimentaría.
Declaramos que esta es una lucha contra el imperialismo, el neoliberalismo, el neocolonialismo y el patriarcado, y todo sistema que empobrece la vida, los recursos, los ecosistemas y los agentes que los promueven, como las instituciones financieras internacionales, la Organización Mundial del Comercio, los acuerdos de libre comercio, las corporaciones multinacionales y los gobiernos que perjudican a sus pueblos.
Rechazamos la militarización en las comunidades, en la frontera, la guerra de baja intensidad, la llamada seguridad nacional implementada con más crudeza con el gobierno de Felipe Calderón. Exigimos castigo a los militares violadores, a los asesinos, a los funcionarios públicos, encubridores, cómplices y participes de esta violencia feminicida.
Exigimos que nuestros cuerpos dejen de ser campos de batalla, somos personas, somos humanas, no somos objetos ni objetivos de guerra, la maternidad es nuestro derecho y nuestra decisión, nuestro cuerpo es de cada una, exigimos respeto a nuestro derecho a decidir sobre nuestra sexualidad, nuestra reproducción, nuestro placer, nuestro bienestar, sin ello el camino a la paz no es posible, no hay justicia. La violencia y la impunidad impiden cualquier tipo de PAZ.
Exigimos
· NO A LA MILITARIZACIÓN DEL PAÍS.
· LA LIBERTAD INMEDIATA DE LAS MUJERES PRESAS POLÍTICAS.
· ALTO AL FEMINICIDIO. ALTO A LA IMPUNIDAD.
· QUE SE DECRETE LA ALERTA DE VIOLENCIA DE GENERO.
Apoyamos
La lucha de mujeres campesinas, indígenas, artesanas, amas de casa, empleadas domésticas, sindicalistas, estudiantes, trabajadoras sexuales, maestras, activistas, lesbianas, defensoras de derechos humanos, migrantes, y a todas por el esfuerzo de organizarse.
Exhortamos a la Sociedad Civil
Para que asuma la lucha por la soberanía alimentaría. A luchar con las y los campesinos mexicanos para frenar las contradicciones del Tratado de Libre Comercio de Norte América (TLCAN) en materia agropecuaria que pone en peligro nuestra soberanía, nuestra salud y nuestro patrimonio de recursos naturales.
A denunciar la violencia y a exigir justicia para las mujeres y toda sociedad discriminada.
Luchamos por nuestra autonomía y por el derecho a decidir por nosotras mismas, y también a participar plenamente en las instancias de toma de decisiones.
Last modified 2007-11-20 09:51 AM
