2000 - Cuaderno de reivindicaciones mundiales
ELIMINAR LA POBREZA
RECONOCER LOS HECHOS
En el año 2000 la población mundial sumará casi 6.000 millones de personas. Pero la inmensa mayoría de la humanidad vive en la pobreza: 4.000 millones de personas viven bajo el umbral de pobreza relativo, de los cuales una gran mayoría son mujeres y niños, y 1.300 millones bajo el umbral de pobreza absoluto, de los cuales un 70 % son mujeres 1.
La disparidad entre los países no ha cesado de aumentar durante los últimos treinta años:
- ¡El ingreso de los países más ricos es actualmente 59 veces superior al de los países más pobres (en 1960 la proporción era de 30)! En lo que toca a las personas, la situación es similar: la diferencia entre el 20 % de personas más ricas de la población mundial y el 20 % de personas más pobres se ha duplicado.
- La riqueza mundial se ha multiplicado por 5, mientras que la cantidad de personas más pobres ha aumentado en la misma proporción, ¡pasando de 3 por 1 a 15 por 1!
Estas disparidades son aún más importantes en el caso de las mujeres. En efecto, las mujeres representan la mitad de la población mundial y efectúan los 2/3 de las horas de trabajo. Sin embargo, ganan tan sólo 1/10 del ingreso mundial y poseen menos de 1/100 de la fortuna mundial.
Un ejemplo que lo dice todo...
El presidente de Nike tiene en su haber 4.500 millones de dólares US y recibe un salario de 1 millón de dólares. Una obrera indonesia, empleada de Nike en una de sus empresas de subcontratación repartidas por el mundo (con un total de 75.000 obreros y obreras, de los cuales el 70 % son mujeres entre 17 y 21 años), gana el equivalente de 360 dólares US por año. ¡Para obtener el mismo salario anual que el presidente deberá trabajar 15 siglos!
La pobreza humana "implica algo más que carecer de lo necesario para gozar de bienestar material: es la negación de las oportunidades y de las posibilidades de elegir que son de fundamental importancia para el desarrollo humano -longevidad, salud, creatividad-, pero también condiciones de vida decentes -dignidad, respeto de sí mismo y de los demás, acceso a todo lo que da valor a la vida".2
La pobreza es la negación de los derechos humanos fundamentales, es una prohibición de la ciudadanía. Las personas pobres se ven así confinadas al margen de la humanidad y, entre ellas, las mujeres están apartadas aún más lejos. Para las mujeres, la pobreza es una situación particularmente grave puesto que, en general, asumen la carga de alimentar y de educar a sus hijos en condiciones a menudo muy precarias. La pobreza refuerza además su vulnerabilidad frente a la discriminación y la violencia de las que son las principales víctimas.
Con el fin de erradicar la pobreza, la Marcha de las mujeres se propone atacar las causas estructurales de este fenómeno, movilizar a la comunidad internacional para lograr la igualdad entre las mujeres y los hombres y exigir que cada Estado implemente un plan de eliminación de la pobreza.
ATACAR LAS CAUSAS ESTRUCTURALES DE LA POBREZA
La Marcha mundial no pretende simplemente disminuir la pobreza o atenuar sus "consecuencias nefastas". En vísperas de un nuevo milenio, la Marcha moviliza a las mujeres del mundo entero para que la humanidad se libere por fin de la pobreza que destroza las vidas de miles de millones de personas, sobre todo mujeres.
Aunque en cada época de la humanidad ha habido formas particulares de pobreza, ésta no constituye de ningún modo un fenómeno "natural" o ineluctable. Si en todos los tiempos los hombres y sobre todo las mujeres han vivido en la pobreza, ésta no constituye de modo alguno una "tara genética" ni el resultado de ciertos "malos comportamientos", al contrario de los prejuicios que transmite a menudo la sociedad. Las mujeres eran más pobres que los hombres mucho antes del nacimiento del capitalismo neoliberal. Durante los siglos pasados, y a pesar de las luchas revolucionarias y de liberación de los pueblos, las mujeres se han visto confinadas a la categoría de ciudadanas de segunda categoría. La mayoría de ellas dependía del ingreso de su esposo. No tenían derecho de poseer tierras. De hecho, no gozaban de ningún derecho jurídico. No obstante, tenían que trabajar duro para contribuir a la subsistencia de su familia, además de asumir la completa responsabilidad de la educación de los niños. Describir esta situación es ilustrar la ideología patriarcal que perdura todavía en el umbral del siglo XXI.
Por supuesto, gracias a sus luchas las mujeres han progresado en el reconocimiento de sus derechos, sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial. Pero la pobreza de la mayoría de entre ellas se sigue debiendo al hecho de estar confinadas a empleos inestables y mal pagados, a la dificultad a la que se enfrentan millones de niñas para tener acceso a la educación, a la responsabilidad que asumen con respecto a sus hijos, etc.
El fenómeno de la pobreza es una construcción política, económica, cultural y social. Por lo tanto, nos corresponde acabar con él. De ahí que sea necesario atacar las causas estructurales de este fenómeno que, en su historia más reciente, deriva principalmente de ciertas políticas generadas por el capitalismo neoliberal, junto con el patriarcado y sus diversas formas de discriminación contra las mujeres.
Dominio de un sistema económico único: el capitalismo neoliberal
No es inútil recordar que el capitalismo emergente de finales del siglo XVIII se construyó basándose en el trabajo gratuito de las mujeres en la esfera doméstica, en la explotación de los trabajadores y trabajadoras, muchos de ellos niños, en la colonización y el imperialismo con los pueblos de Asia, África, América Latina y América del Norte, en la dominación y la destrucción de los pueblos indígenas, principalmente de Australia y de América.
No es inútil recordar que la expansión económica no iba acompañada de progreso social y que, si bien se produjo una verdadera explosión de los medios de producción, esta producción provocó una desarticulación catastrófica de la vida de los pueblos.
El neoliberalismo actual no es más que el clon del mismo viejo capitalismo salvaje de principios de siglo, aunque reciclado para encajar mejor en la mundialización de los mercados.
Si bien la mundialización podría de por sí constituir un poderoso instrumento de solidaridad entre los pueblos y las culturas, se ve falseada por la voluntad de dominación de los poderosos de este mundo. A la mundialización de los mercados corresponde la mundialización de la pobreza y de la exclusión, ya que las desigualdades aumentan. Los derechos ya no se fomentan ni se protegen: están supeditados a los imperativos del mercado y del beneficio. En particular, las mujeres se mantienen en una situación endémica de inferioridad económica.
No obstante, ¡el sistema sigue afirmando que únicamente el mercado liberado de toda restricción puede asegurar tanto una máxima producción de riquezas como su distribución equitativa! Para ello, ejerce presiones enormes a escala nacional e internacional a favor de la privatización, la desreglamentación y la libre circulación de los capitales. El mundo se convierte en un gigantesco supermercado... para los pudientes. El liberalismo económico cobra nuevos aspectos: las zonas francas, los acuerdos de libre comercio, la especulación, etc.
Zonas francas
Las zonas francas constituyen enclaves implantados en países con la complicidad de los gobiernos y sus actividades se sustraen a toda legislación o control nacional. Las multinacionales emplean este recurso para transformar sus productos con unos costes de producción que resisten a toda competencia. Los salarios y las condiciones de trabajo son de cuasiesclavitud. Los inversores pueden de este modo sustraerse a las normas mínimas en materia de seguridad en el trabajo, salud y protección del medio ambiente. La situación de las mujeres es particularmente dramática.
Las mujeres de Nicaragua han emprendido ya estrategias para poner fin a esta práctica.
Acuerdos de libre comercio
Los fenómenos de integración de los mercados y de apertura de las fronteras a los intercambios comerciales se aceleraron tras la Segunda Guerra Mundial. Estos intercambios se rigen por acuerdos de libre comercio cuyos rasgos comunes son:
- su negociación en círculo cerrado, lejos de los foros democráticos
- la abolición de las políticas proteccionistas 3
- la concesión de nuevos derechos a los inversores
Por ejemplo, una empresa puede demandar a un gobierno para obtener compensación si considera que una política perjudica sus beneficios. Estos derechos funcionan en sentido único, ya que los Estados no disponen de recursos contra las empresas.
El libre comercio exacerba la competencia y la competitividad sin límite. Las leyes del mercado provocan una nivelación por abajo de las condiciones de trabajo y de las políticas sociales: se impone el menor denominador común.
Las organizaciones sindicales y populares, así como el movimiento de las mujeres, el movimiento ecológico y los organismos de defensa de los derechos ejercen presiones políticas para que estos acuerdos respeten los derechos de los trabajadores y trabajadoras, de las mujeres y de los indígenas y para que tengan en cuenta la protección del medio ambiente. El único resultado es que se han firmado dos acuerdos paralelos al Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCN) sobre el trabajo y el medio ambiente. Se trata de un resultado sobre todo simbólico ya que no existe ningún mecanismo de sanción.
El AMI y sus amigos: un ejemplo elocuente de la orientación de los inversores capitalistas
El Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI) fue elaborado en secreto dentro de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Su objetivo era adoptar una Carta de derechos de los inversores a fin de permitir la libre circulación de los capitales por encima de cualquier poder estatal. A raíz de una fuerte reacción popular, el proyecto fue retirado, aunque reaparece ahora bajo la dirección de la Organización Mundial del Comercio (OMC) 4 y se divide en varios tratados distintos. Todos ellos persiguen el mismo objetivo: el acceso incondicional a todos los mercados y en todos los sectores. Las zonas francas constituyen otro ejemplo de la preponderancia de los derechos de los inversores.
POR CONSIGUIENTE, MARCHAREMOS PARA LOGRAR:
P-2 f) El rechazo del proyecto de Acuerdo Multilateral de Inversiones (AMI)
Especulación
Estamos en la era de la economía virtual, o sea, sumamente especulativa.
Durante todo el año 1995, el intercambio de productos y servicios alcanzó la suma de 4,3 billones de dólares, mientras que cada día las operaciones de cambio representaron 1,3 billones de dólares.
Este mercado es tan importante y a la vez tan volátil que los Estados ya no están en condiciones de proteger su moneda nacional. En una fracción de segundo es posible retirar miles de millones de dólares de un país y vaciar su banco central de sus reservas, lo cual pone en peligro su economía y provoca graves crisis sociales. Recientemente, México, Brasil, Rusia y los países del Sudeste asiático han probado la amarga medicina de los mercados financieros.
Este sistema financiero genera inestabilidad, inseguridad y desigualdades. Por consiguiente, es sumamente urgente implantar, aunque sea de modo embrionario, sistemas de control y, en última instancia, de eliminación de la especulación. También es sumamente urgente experimentar diversas formas de imposición sobre el capital a escala mundial.
Intervenir en la especulación mediante el impuesto Tobin...
En 1972, con el fin de frenar la especulación creciente, James Tobin, economista y consejero del presidente Kennedy, propone gravar con un leve impuesto del 0,1 % al 0,5 % cada transacción especulativa 5.
Pero, ¿cómo diferenciar una transacción especulativa de una transacción de capitales destinada a la inversión en bienes y servicios? Por su rapidez y repetitividad. Las transacciones especulativas con las monedas se repiten miles de veces en el transcurso de un día. Las transacciones de inversión se mantienen inmovilizadas durante un cierto tiempo, con lo cual permiten que las economías nacionales prosperen. Son las transacciones especulativas las que pretenden controlar el impuesto Tobin, estableciendo un derecho de paso cada vez que las divisas cambian de manos y de cartera.
La Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD) evalúa en 40.000 millones de dólares US por año la suma necesaria para eliminar la pobreza extrema, permitir un acceso universal al agua potable y a los servicios esenciales (especialmente la salud y la educación). Ahora bien, un leve impuesto del 0,1 % aplicado a 1 billón de dólares US diarios generaría 72.000 millones de dólares US de ingresos anuales... ¡El doble de lo necesario para eliminar la pobreza extrema! Con un tipo de imposición del 1 %, la UNCTAD calcula que los ingresos alcanzarían los 720.000 millones de dólares US al año, una suma colosal que permitiría técnicamente acabar con la pobreza.
Es evidente que por sí solo el impuesto Tobin no puede solucionar definitivamente el problema de la especulación, y todavía menos el de las desigualdades crecientes. No obstante, contribuye a echar un poco de arena en los engranajes bien engrasados de la especulación financiera. Asimismo, participa en la emergencia de otras propuestas de imposición sobre el capital.
La Marcha mundial ha decidido centrarse concretamente en el impuesto Tobin, a la vez por su impacto inmediato sobre la especulación y porque permitiría generar un fondo mundial importante. El impuesto Tobin constituye un objetivo alcanzable a corto plazo. Muchos movimientos de ciudadanas y ciudadanos de todo el mundo se están movilizando ya para exigir su adopción por sus gobiernos respectivos.
ATTAC-Québec (Association pour une taxation de transactions financières pour l'aide aux citoyens) (asociación a favor de una imposición sobre las transacciones financieras para la ayuda a los ciudadanos)
La Marcha Mundial de las Mujeres en el Año 2000 defiende efectivamente la reivindicación del impuesto Tobin, pero exige que se tenga en cuenta, en su orientación e implementación, el carácter específico de la pobreza de las mujeres así como la necesidad de una representación paritaria de mujeres y hombres para la gestión de un fondo mundial.
POR CONSIGUIENTE, MARCHAREMOS PARA LOGRAR:
P-2a) La aplicación urgente de medidas como el impuesto Tobin
A fin de frenar la especulación y crear un fondo especial:
- dedicado al desarrollo social
- administrado democráticamente por toda la comunidad internacional
- a partir de criterios de respeto de los derechos humanos fundamentales y de la democracia
- con una representación paritaria de mujeres y de hombres
- al cual las mujeres tendrán un acceso prioritario
Preponderancia de lo económico sobre lo político, o la abdicación de los Estados ante los mercados
El desequilibrio actual entre los poderes supranacionales del mundo de las finanzas y los poderes de los Estados se manifiesta principalmente en la pérdida cada vez mayor del poder de imposición de los Estados y en la aplicación de medidas de reducción del déficit y de medidas drásticas como los programas de ajuste estructural. Entretanto, la ayuda internacional está estancada o disminuye.
Erosión de la base fiscal de los Estados
La mundialización rebaja la base fiscal de los Estados debido al desmantelamiento de las fronteras, la volatilidad de los capitales y las exenciones de impuestos otorgadas a los inversores para atraerlos. Por ejemplo, no se pueden gravar los beneficios ligados a la especulación financiera ni los productos consumidos por medio de Internet, espacio en el que no existen fronteras ni pago de impuestos.
Reducción del déficit
Con el fin de ajustarse a las normas dictadas por los grandes financieros, los Estados del Norte se han trazado el objetivo de reducir su déficit. Las consecuencias de estos recortes presupuestarios han sido nefastas para el conjunto de las medidas sociales, como la calidad y el acceso a los servicios de salud y de educación. Las reducciones aplicadas a los programas sociales (seguro de desempleo, asistencia social, vivienda social) han afectado profundamente las condiciones de vida de las mujeres y de los niños. Los servicios que ya no dispensa el sector público los asumen sobre todo las mujeres, que realizan un trabajo no reconocido y no remunerado en la esfera privada.
Programas de ajuste estructural (PAS)
Los programas de ajuste estructural (PAS) son medidas que imponen el Banco Mundial (BM) 6 y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a los países en vías de desarrollo con el fin de que reembolsen sus deudas internacionales mediante la estabilización y la reestructuración de su economía. Los PAS afectan:
- las políticas monetarias: devaluación de las monedas, aumento de los tipos de interés
- las políticas presupuestarias: aumento de impuestos, reducción de los servicios públicos y privatización de las empresas públicas
- las políticas de mercado: supresión de los controles sobre los precios y los salarios y de las subvenciones
- las políticas comerciales: supresión de los obstáculos a los intercambios, fomento del crecimiento de las exportaciones y atracción de inversiones exteriores.
Los PAS tienen repercusiones desastrosas en los servicios públicos y el empleo, por los despidos en el sector público; en el nivel de vida, por la reducción de los gastos sociales; y también en la balanza comercial, el coeficiente de endeudamiento y el medio ambiente. Por ejemplo, en África subsahariana se está produciendo un desmantelamiento de las escuelas públicas y las enfermedades contagiosas están reapareciendo debido a la escasez de los recursos asignados a la higiene más fundamental en los servicios de salud.
Para las mujeres, las consecuencias de estos ajustes son aún más graves: disminución de ingresos, reducciones en los servicios esenciales y supresión de la ayuda alimentaria. Las mujeres y las niñas se ven muy a menudo privadas de educación, alimentos y asistencia sanitaria en beneficio de los niños y los hombres de su familia.
Por lo tanto, es evidente que el FMI impone medidas que castigan a los Estados, a los elegidos y, sobre todo, a los ciudadanos y ciudadanas.
¿Debemos alegrarnos?
En una entrevista concedida al diario Le Monde, James Wolfensohn, presidente del Banco Mundial, que trabaja de común acuerdo con el presidente del Fondo Monetario Internacional, afirmó: "Creo que nuestros errores se deben a que hemos basado demasiado nuestros análisis y previsiones de crisis en criterios financieros. Es necesario tener en cuenta también la situación social de un país, por ejemplo, el nivel de protección social, que permitirá amortiguar los choques. Hasta ahora, los debates han estado sobremanera influidos por los ministros de finanzas y las instituciones financieras". 7
La Marcha mundial no desea más ajustes estructurales, sino cambios estructurales.
POR CONSIGUIENTE, MARCHAREMOS PARA LOGRAR:
P-2d) y e) El fin de los programas de ajuste estructural y el fin de las compresiones y de los recortes de los presupuestos sociales y de los servicios públicos.
Espiral del endeudamiento
A partir de los años 70, la deuda exterior de los países del Tercer Mundo aumentó debido a los factores siguientes:
Años 70:
- Crisis del petróleo. El precio del petróleo cuadruplicó en 1972 y subió de nuevo en 1979, de modo que su costo aumentó para todos los países, siendo las consecuencias mucho más desastrosas en los países pobres.
- Préstamos de los bancos comerciales a los países del Tercer Mundo.
Años 80:
- Subida importante de los tipos de interés. Éstos se situaban en el 1 % desde 1944 y subieron al 5 % y 6 % a principios de los años 70, alcanzando el 20 % y el 22 % en los años 80, lo cual disparó los costos de reembolso de la deuda.
- Bajada de los precios de las materias primas en los mercados mundiales (disminución de una media del 30 %). Los ingresos del Tercer Mundo cayeron en picada, lo cual frenó el reembolso de la deuda exterior.
- Entrada en vigor de los programas de ajuste estructural.
Años 90:
- Intensificación del endeudamiento exterior y liberalización de las economías de los países endeudados.
Consecuencias de la deuda:
- El Tercer Mundo reembolsa anualmente más de 200.000 millones de dólares. Los gobiernos del África subsahariana gastan cuatro veces más en el reembolso de la deuda exterior que en la salud y la educación de su población. África debe actualmente tres veces más de lo que recibió prestado inicialmente.
- Los países pobres muy endeudados presentan índices de mortalidad infantil, de enfermedad, de analfabetismo y de desnutrición mucho más elevados que los de los demás países en desarrollo.
- Por cada dólar de ayuda pública al desarrollo que reciben los países endeudados, éstos entregan 3 $ en concepto de reembolso de la deuda exterior.
- Los países incapaces de reembolsar sus deudas deben acudir al FMI, que ofrece préstamos suplementarios con condiciones muy severas, o sea, los programas de ajuste estructural.
- Con el fin de aumentar las exportaciones para pagar la deuda exterior, se destruyen los bosques tropicales, se agotan los bancos de peces y se saquea el suelo.
POR CONSIGUIENTE, MARCHAREMOS PARA LOGRAR:
P-3: La anulación de la deuda de todos los países del Tercer Mundo, teniendo en cuenta principios de responsabilidad, de transparencia de la información y de imputabilidad.
- Exigimos la cancelación inmediata de la deuda (unos 341.000 millones de dólares US) de los 53 países más pobres del planeta, en apoyo a los objetivos de la campaña Jubileo 2000.
- A más largo plazo pedimos la anulación de la deuda de todos los países del Tercer Mundo y la implementación de un mecanismo de vigilancia para la erradicación de la deuda, el cual velará para que el dinero conseguido sirva para eliminar la pobreza y para el bienestar de la población más afectada por los programas de ajuste estructural, principalmente las mujeres y las niñas.
Reducción constante de la ayuda internacional
La ayuda pública al desarrollo consiste en la asistencia financiera pública que proporcionan las entidades públicas oficiales, entre ellas el Estado y las autoridades públicas locales, a los países en vías de desarrollo o a instituciones multilaterales en forma de donativos o de préstamos con bajos tipos de interés. La ayuda para la adquisición de material militar está excluida.
En 1992 se propuso por primera vez la fórmula 20/20 que establece los principios directores de un acceso universal a los servicios sociales de base. Sugiere que se dedique el 20 % de la cantidad otorgada por los países donantes al desarrollo social y el 20 % de los gastos del Estado que recibe los donativos a los programas sociales.
La fórmula de Oslo (1996) define los servicios sociales de base de la siguiente manera: "la educación de base, la asistencia sanitaria primaria, en particular los servicios de ginecología y de obstetricia y los programas destinados a la población, los programas de nutrición, el acceso al agua potable y a las infraestructuras sanitarias, así como los medios institucionales para proveer esos servicios". Para la Marcha mundial, no se trata simplemente de "necesidades", sino de "derechos" fundamentales.
Al término de un siglo en el cual la expansión económica ha sido exponencial, el hecho de seguir hablando de "ayuda" con respecto a ciertos países demuestra el fracaso del liberalismo neoliberal y su incapacidad para resolver las desigualdades. Sólo el "comercio equitativo" permitiría el desarrollo equitativo de todos los pueblos. Pero, estamos aún lejos de esta posibilidad.
Es más, la ayuda pública al desarrollo no cesa de disminuir. La proporción de esta ayuda con respecto al producto nacional bruto (PNB) de los países donantes bajó a un promedio del 0,25 % en 1996, frente al 0,34 % que representaba en 1990. Se trata del porcentaje más bajo desde 1970, fecha en la que se fijó como objetivo alcanzar el 0,7 % del PNB. La ayuda pública al desarrollo que provee el conjunto de los países industrializados disminuyó por quinto año consecutivo. Sólo Suecia, Noruega, Holanda y Dinamarca siguen dedicando como mínimo el 0,7 % de su PNB a la ayuda al desarrollo.
Según la ONU, si este ritmo de disminución se mantiene, la ayuda al desarrollo habrá desaparecido en el año 2015.
POR CONSIGUIENTE, MARCHAREMOS PARA LOGRAR:
P-4: La aplicación de la fórmula 20/20 entre los países donantes y los países receptores de la ayuda internacional.
P-2b): La inversión del 0,7 % del producto nacional bruto (PNB) de los países ricos en la ayuda a los países en vías de desarrollo.
MOVILIZAR LA COMUNIDAD INTERNACIONAL
De nuestra movilización surgirá el cambio
La Marcha mundial de las mujeres prolonga el vasto legado de quienes intentan movilizar y organizar a la comunidad internacional con el fin de lograr justicia e igualdad para todos los habitantes del planeta. La Marcha mundial es una iniciativa autónoma del movimiento de las mujeres, una iniciativa surgida de la base. Su objetivo es influenciar los poderes económicos y políticos, ejercer presión sobre los "responsables" de los Estados y de la Organización de las Naciones Unidas.
La reunión internacional de octubre de 1998 fue una de las muchas iniciativas de la sociedad civil que permitió a las mujeres reafirmar solidariamente su determinación a eliminar la pobreza y la violencia contra las mujeres y su convicción de que este cambio requiere una movilización masiva de las mujeres a escala mundial.
Evidentemente, el objetivo principal de esta reunión internacional no era realizar un análisis sistemático de las Naciones Unidas. Sin embargo, muchas participantes manifestaron sus dudas con respecto a la ONU, así como su esperanza de que se lleven a cabo cambios sustanciales que permitan a esta organización internacional intervenir de modo eficaz y estructural contra la pobreza y la violencia hacia las mujeres.
La ONU: Una organización en tela de juicio
En efecto, desde la primera Conferencia de La Haya en 1898 hasta la creación de la ONU en 1945, los numerosos dirigentes políticos sucesivos han intentado implantar a escala internacional una estructura susceptible de asegurar la paz y la seguridad, de resolver pacíficamente los litigios entre las naciones y de renunciar, para ello, a la utilización de las armas (convencionales o nucleares), de emplear todos los medios para lograr la cooperación entre países y entre los ciudadanos y ciudadanas, de dotar al mundo de instrumentos internacionales (declaraciones, pactos, convenios, protocolos, tribunales de justicia) que garanticen la protección de los derechos fundamentales de todos los seres humanos.
A pesar de los progresos considerables realizados, reconocemos que se trata de una empresa marcada por enormes dificultades y que esta organización internacional se encuentra a menudo desprovista e impotente frente a los múltiples conflictos que han devastado nuestro siglo y continúan perturbando la paz y la seguridad del mundo: dos guerras mundiales, campos de concentración nazis, persistencia de los conflictos armados dentro de los Estados y entre las naciones.
La ONU sigue dominada en gran medida todavía por los países occidentales, por sus valores y su visión de la modernidad, en detrimento de los pueblos de Asia, Africa y América Latina. Sus instituciones económicas, en particular el FMI y el Banco Mundial, disponen en el campo económico de un poder mayor al de la propia ONU e instauran por doquier políticas neoliberales, que son las principales causas del aumento de las desigualdades. La tecnocracia y la burocracia frenan a menudo la posibilidad de una participación democrática viva y vigilante.
A pesar de sus programas de ayuda y de desarrollo que han permitido evitar catástrofes, lo cual es apreciable, la ONU se ha mostrado hasta la fecha incapaz de contribuir a detener y a eliminar la disparidad creciente entre los países y entre las ciudadanas y ciudadanos, entre ricos y pobres, entre las mujeres y los hombres.
La ONU: Una esperanza a nuestra imagen
Esa es la exigencia a la que se enfrenta la ONU en este inicio del tercer milenio. La sociedad civil ha venido elaborando numerosas propuestas que reclaman una verdadera democratización de la organización internacional (como una profunda reforma del Consejo de Seguridad y la supresión del derecho de veto), la creación de una asamblea mundial anual de los representantes no estatales (una especie de asamblea permanente de ONG), así como una reforma no menos sustancial de las instituciones financieras internacionales.
Evidentemente, la Marcha mundial no opina sobre cada una de estas propuestas. En vez de ello, defiende una reivindicación que, sin pretender cubrir todos los aspectos de la cuestión -¡ni mucho menos!-, indica la orientación general que se desea para la ONU y la voluntad de las mujeres de reforzar la legitimidad política de esta organización.
EN LO INMEDIATO, MARCHAREMOS PARA LOGRAR:
P-2c): El financiamiento adecuado y la democratización de los programas de las Naciones Unidas imprescindibles para la defensa de los derechos fundamentales de las mujeres y de los niños, como UNIFEM (programa para las mujeres), el PNUD (programa para el desarrollo) y UNICEF (programa para los niños).
P-5: Una organización política mundial, no monolítica, dotada de autoridad sobre la economía, con una representatividad equitativa y democrática entre todos los países de la Tierra (para asegurar una paridad entre países pobres y países ricos) y con una representatividad paritaria entre las mujeres y los hombres.
A ESCALA ECONÓMICA
La Marcha mundial desea contribuir a instaurar un sistema económico mundial justo, participativo y solidario. Por consiguiente, defiende una reivindicación de carácter estructural, proponiendo un Consejo Mundial para la Seguridad Económica y Financiera 8 encargado de:
- Redefinir las reglas de un nuevo sistema financiero mundial basado en una distribución justa y equitativa de los recursos del planeta, en la justicia social y en el mejoramiento del bienestar de la población mundial, en particular para las mujeres, las cuales constituyen más de la mitad de la población.
- Ejercer un control político de los mercados financieros.
- "Desarmar" estos mercados financieros, para impedir que perjudiquen a las sociedades y creen sistemáticamente inestabilidad, inseguridad y desigualdad.
- Llevar a cabo una verdadera regulación y una vigilancia de las organizaciones con una misión económica, financiera o comercial.
- Ejercer un control democrático sobre los intercambios comerciales, o sea, aplicar una actitud de "tolerancia cero" con respecto a la criminalización de la economía.
La composición de este Consejo no está de ningún modo resuelta y debe debatirse a escala internacional. No obstante, la Marcha desea indicar unas cuantas directrices ineludibles: la composición del Consejo debe incluir representantes de la sociedad civil (ONG, sindicatos, etc.) y asegurar la paridad entre los hombres y las mujeres y entre los países del Norte y los del Sur.
Como condiciones de implementación, la Marcha reivindica que se proceda inmediatamente a:
- La eliminación de todos los paraísos fiscales (unos cuarenta países, entre ellos Gibraltar, las Islas Caimán, Liechtenstein, etc.), cuya existencia constituye en sí una forma de robo legalizado, ya que se permite que los financieros, las empresas, los dirigentes políticos, etc. escondan "su" dinero y lo sustraigan de este modo a los impuestos, leyes y reglamentación de los Estados;
- El fin del secreto bancario, práctica antidemocrática que constituye asimismo otra forma de robo legalizado;
- La redistribución de la riqueza actualmente monopolizada por los siete países industrializados más ricos.
EN EL ÁMBITO JURÍDICO
- La Marcha mundial considera la eliminación de la pobreza no sólo como un objetivo que se desea alcanzar, sino como un derecho de aplicación inmediata. Por consiguiente, se reivindica un protocolo para la aplicación del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales.
EXIGIR QUE CADA ESTADO IMPLEMENTE UN PLAN DE ELIMINACIÓN DE LA POBREZA Y MÁS CONCRETAMENTE DE LA POBREZA DE LAS MUJERES
El patriarcado actúa de modo discriminatorio respecto a las condiciones de vida de las mujeres. Desde siempre, y cualquiera que sea el sistema económico dominante, el patriarcado desfavorece a las mujeres: ausencia de derecho a la propiedad y el conjunto de los recursos naturales, dificultad de acceso a los empleos bien remunerados, mano de obra barata en las zonas francas, despidos, iniquidad, congelación o reducción de sueldos. Las mujeres se quedan siempre en la cola a la hora de gozar de los efectos de la expansión económica.
Tradicionalmente asumen más responsabilidades en el cuidado de los allegados, hijos, ancianos y enfermos. Y de manera más intensa cuando se producen recortes en los programas sociales, lo cual pone en peligro además su propia salud y empleo. Como son las principales responsables del bienestar de sus hijos, se ocupan de buscar agua, comida y un techo para ellas y sus familias, en un mundo donde el reparto de los recursos, incluso los vitales, no sigue el mismo ritmo que la expansión económica.
Estas condiciones de pobreza constituyen un obstáculo al derecho de las mujeres de gozar del conjunto de sus derechos humanos y de aprovechar los beneficios de un desarrollo económico equitativo. Son condiciones que conducen a la exclusión social y que atentan contra su derecho a la igualdad. Estos atentados son contrarios al conjunto de los compromisos adoptados por los Estados en:
- La Conferencia de Viena sobre los Derechos Humanos (1993)
- La Cumbre de Copenhague sobre el Desarrollo Social (1995)
- La Conferencia de Beijing sobre la Mujer 9 (1995)
Son los Estados los que deben asumir el papel de responsables principales de la redistribución de la riqueza y de los recursos. Por lo tanto, deben manifestar claramente su voluntad política y erradicar la pobreza y, más concretamente, la pobreza de las mujeres. Por consiguiente, es necesario que los Estados inscriban en sus programas políticos la promoción y la implementación de medidas concretas de eliminación de la pobreza de las mujeres así como la garantía de poder ejercer sus derechos.
Esta reivindicación de la Marcha se hace eco del llamamiento lanzado por el relator especial de la ONU que recomendaba "elaborar programas nacionales de lucha contra la pobreza dotados de carácter normativo mediante una ley de bases provista de mecanismos de aplicación [...]" 10 .
POR CONSIGUIENTE, MARCHAREMOS PARA LOGRAR:
P-1 La implementación por parte de todos los Estados de una ley de bases y de estrategias con miras a la eliminación de la pobreza.
Una ley de bases es una ley "marco" de alcance general, que indica una orientación global, afirma principios y establece objetivos. Esta ley de bases se debe tener en cuenta para inspirar otras leyes que un gobierno desee promulgar sobre la misma materia, en este caso, la eliminación de la pobreza. La denominación "ley de bases" puede variar en función del país. En ciertos países de América Latina, por ejemplo, se emplea el término "agenda nacional".
Esta ley de bases debe incluir medidas que garanticen la autonomía económica y social de las mujeres mediante el ejercicio de sus derechos. Debe prever la adopción de leyes, programas, planes de acción y proyectos nacionales que permitan a las mujeres, sin discriminación, ejercer sus derechos y tener acceso:
A LOS RECURSOS BÁSICOS
Al agua potable
A la producción y a la distribución de alimentos a fin de asegurar una seguridad alimentaria a la población
A una vivienda decente
A los servicios de salud de primera línea y de salud reproductiva
A la protección social
A la seguridad de un ingreso durante toda la vida
A LA CULTURA
Al final del proceso de homogeneización de las culturas
A LA CIUDADANÍA
Al reconocimiento de la ciudadanía mediante el acceso a los documentos oficiales (cédula de identidad)
A la igualdad de participación de las mujeres en las instancias políticas
A LOS RECURSOS NATURALES Y ECONÓMICOS
A la propiedad de los bienes familiares y al reparto equitativo de la herencia
Al crédito
A LA EDUCACIÓN
A la alfabetización
A la formación profesional
A los conocimientos científicos y tecnológicos
A LA IGUALDAD EN EL TRABAJO
A la equidad y a la igualdad salarial en el plano nacional e internacional
Al salario mínimo
A la protección estatutaria para las trabajadoras domésticas y en los sectores informales de la economía
A la sindicalización y a la libertad de asociación
A los cargos de decisión
Al respeto de las normas de trabajo (en todos los lugares de trabajo, incluso en las zonas francas) adoptadas por la Oficina Internacional del Trabajo
A LA IGUALDAD EN EL REPARTO DE LAS TAREAS
Los Estados deben promover a través de medidas incitadoras el reparto de las responsabilidades familiares (educación y cuidado de los hijos, tareas domésticas) y adoptar medidas concretas de apoyo a las familias, como guarderías adaptadas al horario laboral de los padres, cocinas comunitarias, programas de apoyo para las labores escolares (tareas, lecciones), etc. Por consiguiente, los Estados deben tomar todas las medidas necesarias para acabar con los valores patriarcales y sensibilizar a la sociedad sobre la importancia de democratizar las estructuras familiares.
Las mujeres reivindican asimismo que cese la mercantilización de su cuerpo a través de los medios de comunicación a fin de satisfacer las necesidades del mercado. Insisten además para que los Estados y las organizaciones internacionales tengan la obligación de tomar medidas para combatir y prevenir la corrupción.
Todos los actos, leyes, reglamentos y posiciones de los Estados nacionales se evaluarán a la luz de indicadores 11 como:
- el Indicador de la Pobreza Humana (IPH), propuesto en el Informe mundial sobre el desarrollo humano de 1997
- el Índice de desarrollo humano propuesto por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo
- el Indicador del desarrollo humano especificado por sexo (que incluye un indicador de representación de las mujeres en los cargos de responsabilidad), propuesto en el Informe Mundial sobre el desarrollo humano de 1995
- el Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) acerca de los derechos de los pueblos indígenas.
NOTAS
Last modified 2006-03-23 03:07 PM
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