Discurso de Françoise David 2000-06-09
Declaración de las ONG de la región Europa, América del Norte
Les vengo a hablar aquí en nombre de las mujeres de América del Norte, Europa del Este y del Oeste, en nombre de la diversidad de las mujeres que habitan nuestra región: mujeres jóvenes y de edad, de todas religiones, orígenes étnicos y medios sociales, mujeres blancas y de color, indígenas, heterosexuales y lesbianas, migrantes, discapacitadas. Una diversidad que nos enorgullece, pero que la sabemos a la vez fuente de discriminación y desigualdades entre las mujeres. Por lo tanto, hemos decidido a combatirlas juntas.
Al terminar estas jornadas de negociaciones difíciles y con frecuencia frustrantes, exigimos a nuestros gobiernos, y a todos los gobiernos del planeta, que se comprometan de manera indefectible a emprender medidas concretas para que se realice la igualdad de todas las mujeres.
Reclamamos la paridad así como instrumentos institucionales que garanticen el derecho de las mujeres a la igualdad, recursos financieros incorporados a los presupuestos de los gobiernos, de las agencias especializadas de la ONU y de las instancias regionales destinados a los grupos que obran en la defensa de los derechos de las mujeres y que aportan su ayuda a las mujeres en dificultad.
Denunciamos la pobreza creciente de las mujeres de toda nuestra región y particularmente de las mujeres de Europa del Este donde las economías de transición y la liberalización han significado una caída brutal de las condiciones de vida de la población. Exigimos, por lo tanto, empleo para todas, una red de seguridad social, salarios que permitan vivir dignamente, el apoyo del Estado a las iniciativas empresariales de las mujeres, protección de las leyes laborales, un mayor acceso de las mujeres a la sindicalización y el reconocimiento del trabajo no remunerado de las mujeres.
En el contexto de la mundialización donde la vida misma se vuelve objeto y mercancía, las multinacionales se enriquecen sin escrúpulos con la pobreza de las mujeres. En Europa del Este, por ejemplo, miles de mujeres se ven arrastradas a redes ilícitas que les prometen falsos empleos en el Oeste y terminan siendo explotadas, humilladas y secuestradas sin recurso alguno. Exigimos que los Estados establezcan medidas eficaces para que cese el tráfico de mujeres y niñas.
Resuena con fuerza el ruido de las armas en nuestra región, en el Este otra vez. Miles de mujeres con sus hijos se encontraron sobre los caminos. Vivieron semanas enteras de terror, temiendo violaciones, golpes y asesinatos. Nosotras, mujeres de la región de Europa y de América del Norte, decimos: nunca jamás a la guerra, nunca jamás las bombas. Les decimos no a los comerciantes de armas que se enriquecen a costa de los pueblos que las guerras dejan hambrientos y afligidos.
Recordamos también a nuestros Estados que las mujeres gozan del derecho inalienable de disponer de sus vidas, de sus cuerpos y de su salud sexual y reproductiva. Exigimos que se les reconozca tal derecho.
Reclamamos medidas concretas y acciones gubernamentales articuladas con los organismos no gubernamentales, para eliminar toda forma de violencia hacia las mujeres. Hay que oponerse de una vez por todas a todos aquellos que golpean, acosan, violan y matan mujeres por la sola razón de ser mujeres, y que se arrogan el derecho de decidir por ellas, de poseerlas como si fueran simples objetos.
La Sesión Extraordinaria de las Naciones Unidas sobre las Mujeres acaba de terminar y ahora que hemos podido constatar hasta que punto es difícil hacer progresar la lucha de las mujeres por la igualdad y la libertad, queremos decirles que no pararemos nuestra lucha.
Se necesita ahora más que discursos y deseos bien intencionados; exigimos acciones concretas, indicadores para medir los progresos y plazos. Pedimos otra cita, en 2005, para una quinta conferencia sobre las mujeres y en ella les pediremos cuentas a todas las autoridades decisorias del planeta.
Estamos decididas a luchar, a bregar infatigablemente para que se reconozcan los derechos de todas las mujeres, en todas partes del mundo. En el otoño próximo, seremos miles marchando en las ciudades y los pueblos para reclamar la eliminación de la pobreza y la violencia hacia las mujeres. La Marcha mundial de las mujeres en el año 2000 terminará aquí mismo en las Naciones Unidas el 17 de octubre próximo, donde les damos cita a todos para construir un mundo basado en la igualdad entre los sexos, la justicias social y la redistribución de la riqueza.
Françoise David
Presidenta
Fédération des femmes du Québec
http://www.ffq.qc.ca/ffq.html
Last modified 2006-03-23 03:08 PM
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